«Esta vida, así, como quien no quiere la cosa, a veces te regala pequeños momentos de felicidad», dice un contenedor de basura con voz propia al final del cortometraje La esquinica (2007), de Asís Merino y Manu Molina. Desde que escuché esa frase por primera vez, no he dejado de repetirla cuando la ocasión lo merecía. Y esto es lo que sucedió en la noche del 15 al 16 de agosto de 2025 en Garbajosa, en plena celebración de sus fiestas por San Roque.

Los jóvenes integrantes de The Pueblos en su actuación en el Garbajosa Sound.
Pasadas las ocho de la tarde dio comienzo en el frontón la Segunda Edición del Garbajosa Sound, que incluía las actuaciones de Sara Sastre, Los Ecos de Cornell, Nueva Orquesta Galaxy 2000 Resurrection, Las Closh, The Pueblos y Javixu DJ. Quizá te suenen algunos de esos nombres porque pertenecen a grupos de la zona —muy buenos, por cierto— y pienses: «Bueno, ya los tengo más que vistos…». Y, sí, no es extraño, pues, incluso quienes no vivimos por aquí, hemos asistido a sus actuaciones varias veces. Sin embargo, esa noche, como sucede en ocasiones vaya usted a saber por qué, todo, de repente, sonó como nuevo, con una frescura excepcional, y consiguió provocar en muchos de quienes estábamos allí una emoción especial.

La Nueva Orquesta Galaxy 2000 Resurrection, en Garbajosa.
Creo que a esa sensación que algunos tuvimos contribuyó, además de la buena temperatura de la noche y el agradable marco de la plaza de Garbajosa, el hecho de constatar la implicación y buena sintonía de tanta gente del pueblo en la organización de la fiesta para que todo saliera bien, desde las personas que estaban pendientes de los músicos o en la barra del bar hasta quienes instalaron la plancha para hacer los bocatas —con Miguel, de La Tascona de Sigüenza, a la cabeza—, pasando por las y los jóvenes que iban y venían con botellas de refrescos, cajas de cerveza, el hielo… para que nada faltara. La generosidad debería ser contagiosa. Además, valdría la pena pensar en el sinsentido de los tópicos negativos que se repiten acerca de la gente joven. Gente joven como Sara Sastre o los integrantes de The Pueblos, que consiguieron poner a bailar a todo el mundo, incluidos a los chicos y las chicas de su misma edad, entre los 16 y los 17 años, al final del concierto que nos regalaron.
Un conocido me contó que tenía muy buenos recuerdos de las fiestas de Garbajosa, de cuando sus padres lo llevaban de pequeño desde Aguilar de Anguita, un pueblo vecino. Quizá los chicos y las chicas que habían acudido esa noche también desde Aguilar, no olvidarán nunca que, en una ocasión, decidieron ir a las fiestas de Garbajosa y no, por ejemplo, a las de Sigüenza, y se lo pasaron en grande.
Mil gracias a quienes hicieron posible todo aquello.
Antonio Gil Ambrona