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Majuela

Llegó octubre con “O” de “Otoño” y con él llega a nuestros bosques una explosión de colores, aromas y sabores. En otoño muchas plantas nos ofrecen sus frutos maduros, muy apreciados por los animales, incluido el ser humano, puesto que muchos de ellos tienen sabores muy agradables. Podríamos decir que el otoño es la estación del año en la cual la naturaleza nos abre la puerta de su despensa para prepararnos contra el frío invierno que pronto llegará.

Entre los distintos frutos que podemos hallar en este período, se podrían hacer dos grandes grupos: uno el de los frutos muy nutritivos, cargados de hidratos de carbono, proteínas y grasas y otro el de los frutos saturados de vitaminas y sales minerales.

Dentro del primer grupo podemos encontrar castañas, avellanas, nueces, almendras, bellotas, hayucos, membrillos, higos, uvas, ciruelas, peras, manzanas, etc.
En el segundo grupo podemos encontrar las setas y las conocidas vulgarmente como “bayas”. Pues de las bayas más comunes en nuestra zona vamos a escribir en el artículo de este mes.

Zarzamora

Seguramente la mas conocida por todos es la zarzamora, también conocida como mora. Las zarzamoras son el fruto de la zarza (Rubus ulmifolius), un arbusto que forma tallos de hasta 4 metros y que están llenos de espinas. El fruto es una baya de color verde al principio, que pasa a roja cuando esta madurando y que nos indica su punto óptimo de maduración cuando tomó un color negro azulado de color brillante; está formada por la unión de numerosos frutos pequeños que contienen cada uno una semilla. Es una fruta aromática, algo ácida y muy dulce. Las zarzamoras contienen un elevado porcentaje de agua, azúcares, vitaminas, sales de calcio y ácidos orgánicos. Recomiendo consumirlas crudas, solas o acompañadas de helado, yogur o mezcladas con otras frutas de temporada. También son muy buenas para elaborar con ellas deliciosas mermeladas, zumos, vinos o aguardientes. Aunque comúnmente al fruto de la zarza se le denomina mora, decir que la mora es el fruto de la morera y es muy parecida a la anterior, posee las mismas propiedades y puede dársele los mismos usos. En realidad, con el término “mora” nos referimos a dos frutos, unas brotan de unos árboles comúnmente llamados moreras que son del género Morus y las otras provienen de unos arbustos espinosos conocidos como zarzas que son del género Rubus.

Lo más importante es que sea cual sea el tipo de mora debemos saber que es una de las frutas que más antioxidantes aportan a nuestro organismo y que por lo tanto su consumo es muy recomendable.

Escaramujo

El escaramujo es un fruto de forma elipsoide de color anaranjado cuando todavía no esta maduro y rojo intenso en el momento de su madurez, nace en el rosal silvestre (Rosa canina). Aunque todo el mundo cree que el fruto es la carne roja del escaramujo, en realidad el fruto son las pequeñas semillas recubiertas de pelos que hay en su interior, la parte carnosa que comemos en realidad es la cáscara. Al igual que las moras el escaramujo es una de las frutas más beneficiosas que existen para el organismo. Su consumo ayuda a subir de forma inmediata las defensas de nuestro cuerpo debido a su alto contenido en vitamina C, hasta 20 veces más vitamina C que la naranja, y los antioxidantes que posee ayudan a restaurar los tejidos y células de todo el cuerpo, además de prevenir el envejecimiento prematuro de la piel.

Se puede consumir crudos, eliminando las semillas que son tóxicas para los seres humanos y los pelos, o en mermeladas. Otra forma es desecarlos al sol y guardarlos en botes para después hacer infusiones hirviéndolos un par de minutos y dejando reposar la infusión cinco minutos más. Su nombre vulgar es tapaculos, ya que su alto contenido en taninos lo hace muy astringente.

Como curiosidad comentar que, durante la Segunda Guerra Mundial los escolares británicos tenían asignada la tarea de recolectar escaramujos. Con ellos se elaboraba un jarabe que aportabala vitamina C. Y de esta manera suplir la falta de exportaciones de cítricos que estaban detenidas por el bloqueo naval de los submarinos alemanes.

La majuela es el fruto del espino albar o majuelo (Crataegus monogyna), de tamaño muy pequeño y color rojo, es muy rico en vitamina C, posee una textura harinosa, nos recuerda a una minúscula manzana. Se consumen en crudo y también podemos hacer mermeladas con ellas, pero debido a su pequeño tamaño sería una empresa formidable recolectar los suficientes frutos para tener la cantidad necesaria para realizar la mermelada. Como curiosidad resaltar que huesos de majuelas se han encontrado en asentamientos humanos prehistóricos indicando que formaban parte de la dieta de los hombres primitivos.

Endrina.

La endrina es el fruto del endrino (Prunus spinosa), un ciruelo silvestre. Los frutos son carnosos de color azulado y resultan muy astringentes, además el interior de los huesos es tóxico. Conviene recolectarlos siempre después de las primeras heladas, ya que disminuye su amargor; si los recogemos antes podemos congelarlos una noche y el efecto de la congelación hará la misma función. Se usan para la elaboración de mermeladas, jaleas y licores, como el pacharán, así como para preparar mascarillas astringentes para cosmética. Contienen sales minerales y vitaminas, sobretodo vitamina C. Los frutos son tónicos, reconstituyentes y favorecen la digestión.

Saúco

El fruto del saúco (Sambucus nigra) es una baya, con restos del cáliz, que varía de color desde verde a rojo y finalmente negro en la madurez, y se agrupa en racimos caedizos. Son comestibles cuando han maduro porque en verde son tóxicos, incluso las semillas son muy indigestas por lo que no se debe abusar de su consumo en crudo. Se emplean para hacer mermeladas, sopas, vinos e infusiones. Tiene propiedades diuréticas, depurativas y antiinflamatorias. MUY

IMPORTANTE no confundir con su pariente el sauquillo (Sambucus ebulus) que es venenoso, incluso los frutos maduros.

Podríamos continuar con otras bayas que podemos recolectar en nuestra Sierra Norte, como son las del tejo, enebro, madroño o gayuba, pero nos ocuparía demasiado espacio, en otra ocasión hablaremos de ellas.

Antes de finalizar permítanme un consejo para todos aquellos que salen con niños a recoger moras u otro tipo de bayas. Hay que tener mucho cuidado pues los colores de las bayas resultan muy atractivos para los niños y son muy pequeños para saber diferenciar si una baya es comestible o tóxica porque les pueden parecer todas iguales. Además, se debe tener cuidado con que puedan tragarse las semillas de algunas bayas comestibles porque pueden ser tóxicas. Recordar que en nuestra comarca hay muchas bayas venenosas como pueden ser las de plantas como el aro, nueza blanca, sauquillo, cornejo, jazmín silvestre, aligustre, madreselva, aladierno, dulcamara o acebo.

Texto y fotografias: Javier Munilla

Viñeta

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