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No nos damos cuenta que de verdad existen mundos paralelos, y que poca gente conoce su existencia, Turkmenistán es uno de ellos. Antonio Cano y yo, conocíamos su existencia, pero nunca nos imaginamos lo que de verdad se encuentra allí.

Para poder viajar a Turkmenistán, se ha de solicitar una carta invitación al gobierno de la nación, con una serie de requisitos, la carta tiene un coste, a pagar exclusivamente en dólares americanos, que se deben transferir a un banco de Dubai. La contestación a esa solicitud es como mucho, no antes de un mes de la fecha de tu viaje programado. Al contestarte tan tarde, la compra de los billetes de avión se demora mucho, con el sobre coste que supone. No siempre dan la mencionada carta por lo que no puedes anticipar la compra de los billetes de avión.

Aeropuerto de Asgabat.

En Turkmenistán, la única divisa que se admite para el cambio a los turistas es el dólar.

El primer impacto que tuvimos al llegar allí fue el aeropuerto, con muy pocos visitantes, súper limpio, enorme, lujoso, con forma de gavilán, todo en mármol blanco. Ahí presentas la carta invitación y te conceden el visado pagando 70 dólares. También tienes que pagar, obligatoriamente en dólares, una prueba de Covid, que consiste en pasar levemente un hisopo por la nariz, sin convicción, y a los dos minutos te dan el resultado ya impreso con todos tus datos, sin existir en el lugar ninguna impresora, en fin, un timo, que nuestro guía nos explicó que el gobierno había comprado varios millones de hisopos en el 2021, y como apenas se utilizaron allí, amortizan su coste con todos los visitantes.

Asgabat. Hotel.

El país, con una superficie parecida a la de España, tiene un 80 por ciento de desierto pedregoso, pero es rica en petroleo y tiene una de las mayores reservas de gas del mundo. Además tiene abundante agua en el subsuelo.

Para los Turkmenos todos los servicios, agua, electricidad y gas son gratuitos. La sanidad y la educación también son gratuitas y universales. La gasolina al cambio para nosotros, tiene un coste de 0,07 euros el litro. Explicaré ahora el cambio para nosotros.

Los viajeros: Luis Cañadas y Antonio Caño, detrás el retrato del presidente.

El cambio oficial es un dólar por 3,5 manats, pero recomiendo que no cambien nunca a ese precio. Los mismos guías ofrecen un cambio de 1 dólar por 15 manats, la diferencia es tan significativa, que pasa de ser un país caro a uno bastante barato, por ejemplo, una cerveza a cambio oficial tiene un coste de 10 dólares, a nuestro cambio tenía un coste de 1,50 dólares. Como se puede uno figurar, no cambiamos ni un céntimo al precio oficial.

La población es mayoritariamente musulmana, pero el velo islámico está estrictamente prohibido. También esta prohibido el fumar en todo el país, salvo en los sitios en que haya ceniceros, esto es, en la puerta trasera de algunos hoteles, y los bares y restaurantes con jardines, y de puertas a dentro. Otra de las extravagancias es la prohibición total de motocicletas, la publicidad y los escaparates de los comercios. Para saber localizar un restaurante, o comercio tienes que preguntar a la gente, ya que no hay ninguna referencia exterior.

Asgabat. Mezquita.

Para las personas que piensan que con el inglés se puede ir a todas partes, aquí se equivocan. Nadie lo entiende, y las cartas de los restaurantes están escritas en turkmeno y ruso, los dos idiomas que entienden todos los habitantes.

En todo el país, tanto los comercios, restaurantes, bares, discotecas deben de cerrar a las 11 de la noche, sin excepción. Las mujeres suelen vestir con el vestido tradicional, un traje que les cubre el cuerpo hasta los pies, y los hombres, aunque algunos llevan una pequeña boina tradicional en la coronilla, suelen ir casi todos en chándal. En todo caso no hay reglas de vestimenta y va todo el mundo como quiere. Los universitarios deben de llevar, obligatoriamente, uniforme, el de las mujer es un vestido rojo hasta el suelo, y el de los hombres, una chaqueta oscura y pantalón claro.

Asgabat. Noria dentro de un edificio.

Turkmenistán alcanzó la independencia en el momento de la disolución de la Unión Soviética, en ese momento asumió el poder el que era secretario general del Partido Comunista, imponiendo una fuerte dictadura. Cedió la presidencia al que era vicepresidente en aquel momento, Berdimuhamedow, y esté ya inició una dictadura dinástica, ya que el siguiente y actual presidente es hijo de aquel, y cuyo semblante esta en todos los sitios oficiales. A los tres se les conoce como, el Primer Presidente, el Padre, y el Hijo.

Asgabat.

ASGABAT

Es la capital, y principal núcleo de población, una ciudad que, por si sola, merece la pena visitar.

Las extravagancias de los sucesivos dictadores se han cebado en Asgabat, todos los edificios de la ciudad son de mármol blanco, sin posibilidad de otro color, las antiguas casas de la época soviética, están todas cubiertas de losas de mármol blanco, los numerosos monumentos existentes son blancos, pero aquí se rompe esa regla, ya que muchos tienen partes doradas, y otros directamente tienen oro.

Edificios blancos. Asgabat.

Los coches, salvo en la capital, pueden tener el color que se elija, pero aquí deben ser todos blancos, con le permisividad que se admiten otros colores, pero con tonos muy suaves, casi blancos.

Los coches de otras zonas tienen prohibido circular por la capital, existen en las afueras controles en los que se multa a todo coche que vaya sucio, y gigantescos aparcamientos para los coches que no tienen matricula de la ciudad, los pasajeros, obligatoriamente deben coger taxis o buses si se quieren desplazar a la capital.

Asgabat.

La ciudad tiene edificios espectaculares, el estadio olímpico tiene forma de caballo, el ministerio de educación construido en forma de libro, el banco nacional está coronado por una gigantesca moneda, las mezquitas, museos etc son espectaculares, el palacio presidencial es majestuoso, aunque no es posible verlo bien, ni tomar fotos. Todo el entorno urbano está planificado con amplias avenidas y rotondas, adornadas estas con diversos monumentos, incluidas estatuas dedicadas a las razas de perros y caballos procedentes de Turkmenistán, apadrinadas por el actual presidente.

Asgabat. Biblioteca.

Existen numerosas zonas verdes, muy bien cuidadas y perfectas, al no existir ni escaparates ni publicidad, las calles parecen un poco monótonas y solitarias, por la noche la ciudad está iluminada con numerosas bombillas leds de todos los colores y en movimiento, la visión nocturna es espectacular.

En la ciudad existen pocos taxis oficiales, pero en cualquier calle, tu levantas la mano, y casi a la primera para un coche que te lleva donde quieras por apenas euro y medio. No hay que tener ni miedo ni reparo, la delincuencia simplemente no existe.

Asgabat de día

Asgabat de noche 1

Asgabat de noche 2

Asgabat de noche 3

DARVAZÁ

Estando en la capital, un día teníamos programado una visita a Darvazá, un área bastante alejada de la ciudad, que decidimos hacerla en el mismo día, aunque volviéramos de madrugada.

Desierto de Karakún.

Salimos de la ciudad y por una muy buena autovía, nos dirigimos allá atravesando el desierto de Karakún, desierto pedregoso, sin apenas vegetación, y con camellos salvajes por algunas zonas. La carretera pasó de ser estupenda a muy mala, con baches, y zonas de tierra. Por el camino hicimos varias paradas para ver una sima, hundida con agua, y otra sima de gas, con una llama pequeña. Llegamos de día a la sima de Darwaza, una cueva hundida en mitad del desierto con varios focos de gas encendido, en ese momento la sima es espectacular, pero las llamas, con la luz del día, no emocionan, pero llegada la noche, dentro del paraje desértico, una sima iluminada por las llamas, de fuerte color naranja, que emerge en la completa oscuridad, entendiendo que los pocos habitantes de la zona lo llamen la Puerta del Infierno.

Sima de Darwaza de día.
Sima de Darwaza de noche.

El área de Darvazá es rica en gas natural, durante la época soviética se realizaron prospecciones, y ya en 1971, un grupo de geólogos soviéticos, halló en un sondeo una caverna llena de gas natural. El techo de la cueva colapsó, dejando una gran sima de 70 metros de diámetro. Para evitar emanaciones tóxicas, se decidió prender el gas Se creyó que la combustión tan solo duraría unos días, pero el gas continúa ardiendo en la actualidad. 

Al día siguiente cogimos un avión hasta la ciudad de Balkanabat, para continuar luego en coche hasta la ciudad portuaria de Turkmenbashi.

TURKMENBASHI

Ciudad portuaria, a orillas del mar Caspio, el hotel donde nos alojamos estaba en pleno puerto, muchos camiones de transporte, esperando ser embarcados a Bakú, y un ajetreo extraño en el hotel que no pudimos averiguar el motivo. La ciudad no tiene muchos sitios que ver, salvo una preciosa iglesia ortodoxa rusa, con culto todavía, del principios del siglo XX.

Turkmenbashi
Turkmenbasi.
Turkmenbashi. Iglesia ortodoxa rusa.

La razón principal de ir a Turkmenabashi era poder ir desde allí a Awaza, Un complejo turístico con playas muy cuidadas, hoteles y restaurantes a lo largo de la costa, hoteles de lujo, piscinas, actividades acuáticas, chiringuitos, etc. todo muy limpio y perfecto, el agua bastante fría. En este complejo los turistas extranjeros no pueden alojarse en los hoteles, por lo que solo se puede ir de visita en el día. A 20 kilómetros de la playa, existen unos gigantescos aparcamientos, para que la gente deje allí el coche, está prohibido llegar con coche propio, todo el mundo debe coger taxis para llegar a la playa. Desde un yate que alquilamos pudimos ver desde el mar toda la urbanización, formada por 22 hoteles, con mucho espacio unos de otros.

En Turkmenabashi pudimos también visitar el mercado local y el gran bazar, con muchos puestos de pescado, la mayoría en conserva o ahumados, caviar, así como algunos ejemplares vivos, lamentablemente estaba prohibido hacer fotos en todos estos recintos.

Salimos de la ciudad hacia Asgabat haciendo un recorrido por los cañones de Yangkala.

YANGKALA

Otra vez en el desierto de Karakún nos dirigimos a una zona montañosa, con unos cañones trazados por la acción del viento y el agua, y donde hace millones de años era un océano ahora es una maravilla de colores y formaciones rocosas, una inmensidad en la que estábamos solos, con vistas muy lejanas desde el montículo en que hicimos una parada .El espectáculo era perfecto, es como nos podemos imaginar un paisaje marciano.

Yangkala. El autor.
Yangkala.

Cañones de Yangkala

De vuelta a Asgabat a descansar, al día siguiente partimos a la ciudad de Mary, una ciudad situada cerca de la frontera con Irán, y con Afganistán. La ciudad tiene monumentos y edificios similares a los de Asgabat, de mármol blanco, calles muy limpias, todo cuidado y perfecto, donde sobresale una maravillosa mezquita blanca, con la cúpula dorada.

Mary.
Mary. Mezquita.

De allí partimos hacia Berk, ruinas de una antigua ciudad de la ruta de la seda, que apenas se está procediendo a su excavación y estudio, por los restos que existen, podemos decir que era una ciudad importante y grandiosa, pero que si no te explican bien su historia, no tiene demasiado interés.

Ruin.as de Berk

Ya de vuelta a Asgabat, hicimos una parada en una pequeña ciudad cerca de la frontera de Irán, poblada por el pueblo Nojur, con un idioma propio, y vestimentas distintas a los turkmenos. En el cementerio local pudimos ver que todas las tumbas tienen encima unas cornamentas de cabra, a modo de guía al mas allá.

Pueblo Nojur.
Pueblo Nojur.
Pueblo Nojur. Cementerio. Las tumbas con una cornamenta de cabra.

De vuelta a Asgabat, y ya de camino al aeropuerto, con forma de halcón, no dejábamos de pensar que habíamos vivido una realidad diferente a nuestro modo de vida, un mundo que no conocíamos pero que está ahí, tan diferente, tan autoritario. Habrá gente feliz y otras no tanto, pero es una realidad que no podemos obviar.

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