Fraguas está a 13 km de Cogolludo, puedes llegar en coche. Si eres formal, dejas el coche al lado de la señal “Solo vehículos autorizados” y los últimos 10 minutos vas andando. Disfrutarás del paisaje y del fuerte olor de pino.
Hace como tres años ya intentamos visitar a Fraguas y nos perdimos por el bosque. Ahora ya mucha gente conoce el camino, incluso está marcado en Google Maps.
Fraguas era un despoblado. Ahora no se sabe bien qué es pero desde luego algo vivo. Y del que se habla mucho. A su fama contribuyó el juicio contra la gente que lo repobló. El juicio se celebró en mayo de este año 2018 en Guadalajara.
Fraguas en plena actividad
En La Plazuela (Nº67) ya hablamos con Isaac Alcázar, uno de los condenados por el juicio, sobre la historia de Fraguas. Lo recordamos brevemente. Un grupo de jóvenes, apoyado por varias asociaciones y plataformas, se decidió no hablar sino HACER en la práctica un experimento de repoblación de un despoblado perdido, Fraguas. Era un experimento “puro”, como debe ser un experimento. Se abrieron el paso entre zarzas. Entre las zarzas solo había ruinas, porque después de la expropiación del pueblo por el Estado (para una reforestación, en los años 60), durante unos ejercicios militares las casas vacías fueron totalmente destruidas.
Los jóvenes fueron denunciados por la Junta de Castilla-La Mancha y fueron condenados por el delito de usurpación del monte público y por el delito contra la ordenación del territorio.
El tercer delito del que les acusaron —contra el medio ambiente— fue retirado, gracias al informe del mismo Seprona que no vio ningún daño a naturaleza en la presencia y trabajos de esta gente.
La sentencia ha sido recurrida, y ahora mismo el asunto está pendiente.
Poniendo a secar higos en el tejado de una vivienda.
¿Qué es Fraguas? ¿Un proyecto ideologizado (que también puede ser, porque en nuestra sociedad faltan ideas) o un grupo de jóvenes que están dispuestos en serio a dedicarse a la agricultura de autoconsumo, con una gestión comunitaria?
Qué mejor para entenderlo, que ir a Fraguas, además no está tan lejos de Sigüenza.
Era domingo. Allí encontramos varias personas, todas ocupadas en diferentes tareas, como colocar a secar higos, seguir con la rehabilitación de edificios, preparar la comida, etc.
Preparando la comida comunitaria
Jaime Merino, un joven que estudiaba sociología pero ahora hace un curso de guía del monte, nos mostró todos los recovecos de este pueblo en renacimiento.
Para eso damos vueltas por estrechos senderos entre zarzamoras, escaramujos y todo tipo de los árboles frutales, llenos ahora de frutos. Tan densa es la vegetación que varias casas medio hechas y algunas ruinas aparecían de repente, una por una, ante nuestros ojos.
Jaime explica qué materiales usan para la construcción: piedra, madera, ladrillo para completar la parte trasera de los muros. También utilizan adobe, y dice que para un grupo de scouts (que vienen de vez en cuando) fue la mayor diversión hacer una mezcla para adobe. Nos explica cómo se refuerzan los muros para que no se “abran”. El mismo Jaime sabe hacer tejados porque ayudaba en eso a un amigo suyo y al padre de este. Las personas que viven en Fraguas y las que vienen a ayudarles, hacen de todo, pero mucho lo hacen por primera vez. “Lo importante es el tejado y la estructura”, dice Jaime como dando a entender que en lo demás se toleran aficionados.
Vemos las edificaciones en obras, la huerta, y también nos interesa otra parte fundamental, otro sostén de la vida en Fraguas —y de la vida en general—: las fuentes de energía.
Aparte de utilizar leña y gas, tienen una placa solar. Y ahora están montando una pequeña turbina de agua para producir electricidad. Agua hay cerca de Fraguas, incluso llegan al pueblo antiguos deteriorados tubos del regadío de los pinos replantados, cuando eran jóvenes. Utilizando un conducto así están montando una mini-turbina.
Turbina para producir electricidad.
También está en los planes poner colmenas, tener ganado, cabras, niños. En el pueblo se preparan para una larga vida.
“Presentamos a la Junta nuestro proyecto —nos cuenta Jaime— para que vieran la compatibilidad de Fraguas con el parque natural de la Sierra Norte en el que está enclavado, porque en el parque hay otros 15 municipios y las actividades que hacemos son todas permisibles. No pueden haber nuevos núcleos urbanos pero sí se contempla la rehabilitación de los edificios para usos agrarios y que las personas que desarrollan estas actividades vivan en estas estructuras. Se puede encontrar alguna fórmula, si no municipio, un caserío. Esta cuestión se puede trabajar más a largo plazo, pero para eso no hay que demoler Fraguas. El problema es que a la Junta no le gusta el modelo. Porque en el juicio la abogada de la Junta dijo que ellos pedían una condena ‘ejemplarizante’ para evitar el ‘efecto llamada’. ¿Qué es el efecto llamada? ¿Que vengan jóvenes para reconstruir pueblos de la provincia, además en una zona con problemas de despoblación? El segundo problema es que hay un lobby de caza muy grande”.
Ahora Fraguas está en el punto de mira de mucha gente. Medio en broma, comentamos:
— Está bien que no sea tan fácil llegar aquí, si no esto se convertiría en una peregrinación.
— Aquí hay una cosa que catalogamos como “turismo activo”, gente que viene y nos ayuda. Hay que tener cuidado, nos fuimos de las ciudades también porque no nos gustan estos ambientes de estar todo el día “tirado”, esa gente que pasa todo el fin de semana borracha. A veces viene gente de la ciudad creyendo que esto es una fiesta permanente. El problema que puedes tener es que piensen que esto es una ciudad sin ley. Nosotros tenemos nuestra organización, hay leyes.
Letrinas
— Eso es lo que queríamos preguntar. ¿Cómo os organizáis?
— Nos organizamos de manera asamblearia. Sin prisa para llegar a los acuerdos. Hemos descubierto que es mejor tomar decisiones reflexionando, con tiempo, antes de tomar una decisión rápida que no le gusta a todo el mundo. Buscamos el consenso. Si no, te puedes desilusionar con el proyecto. Echamos muchas horas de asamblea, pero bueno… sabemos que es un experimento. Vamos aprendiendo. Si hubiéramos nacido en comunidad, sería más fácil, pero no hemos nacido en comunidad. Me río acordándome de las asambleas. A veces nos atascamos solo para el diseño de unas ventanas, tuvimos una obra parada cinco días porque no nos poníamos de acuerdo sobre las ventanas. Era un poco al principio, ahora vamos mejor.
Hay algunas personas que trabajamos sobre algún tema más, yo soy más de tejado, otros son más de huerta, los hay muy polivalentes también. Dani, el que está ahora cocinando, es el arquitecto e ingeniero civil, y tiene mucho conocimiento de infraestructuras. Y él va a ser el principal aconsejador sobre eso. Él no va a tomar la decisión pero creo que le vamos a escuchar más. Intentamos que todo el mundo sepa el porqué de hacer algo. Que lo entendamos, que estemos de acuerdo. Siempre consenso pero obviamente vamos a escuchar más al que tiene experiencia. Isa y Lalo saben mucho de huerta, Nuria, la chica que dijo que se va a quedar, es la que más experiencia tiene con mermeladas. La idea es que aunque el saber, digamos, este concentrado en algunas personas, queremos formarnos todos.
— Con tanto ir y venir ¿cómo planeáis vuestra vida? ¿Cómo sabéis por ejemplo quién va a recoger patatas?
— El propio grupo permanente de Fraguas somos alrededor de 15 personas, y entre nosotros nos organizamos todo. Y luego, a los que nos vienen a visitar, les pedimos ayuda.
— ¿Como manejáis el flujo de visitantes?
— Pedimos siempre que nos avisen por correo. Alguna vez pedimos ayuda un día que había que plantar un montón de cosas en la huerta. Publicamos un cartel en las redes sociales. ¡Vinieron como 40 personas! Para la gente que le apetece disfrutar del campo y colaborar, es una fórmula para hacerlo. Pero de base tenemos las asambleas organizativas, y ahí planteamos las tareas que hacer. Y si “sobra” gente, ya tenemos otra lista de trabajos secundarios que podríamos ir avanzando, como por ejemplo desescombrar una nueva ruina para ver en qué estado se encuentra.
— ¿Qué perspectiva ves para Fraguas si nos imaginamos que todo vaya bien?
— Esto va a ser un pueblo, con su economía y todo, y, más que nada, un espacio de promoción del mundo rural, esto es muy importante, aquí hacemos actividades con los grupos de chavales que vienen de la ciudad a conocer el campo. Y siempre nuestro objetivo ha sido no solo vivir nuestra vida sino que venga gente al campo, que se acerque a estas comarcas... Va a ser una pequeña aldea, yo me planteo tener aquí una familia, tener hijos, y hay varias personas aquí que tienen muchas ganas de eso. El principal miedo que tenemos es que nos tiren todo para abajo. Han sido unos años de esfuerzo brutal. Y entonces queremos parar como sea la demolición. Sabemos que más adelante se puede llegar a negociar.
La entrada a Fraguas.
Los pobladores de Fraguas organizaron una recogida de firmas on line en el siguiente enlace.