Con este título comenzaba el primer Boletín de la Demarcación sanitaria de Sigüenza publicado por el recién inagurado Centro Secundario de Higiene rural de nuestra ciudad en 1933. Comenzaba una etapa clave para el desarrollo de la Higiene Social, a través de la cual el Estado se preocupaba de mejorar las condiciones higiénicas de la población campesina del las zonas rurales, donde había una gran prevalencia de enfermedades infecto contagiosas, desnutrición y falta de higiene.
La nueva forma de asistencia sanitaria derivaba de las conclusiones de los trabajos de la conferencia europea de Higiene rural celebrada en Ginebra bajo los auspicios de la Sociedad de Naciones y cuya presidencia correspondió al insigne sanitario español Prof. Pittaluga, Director de la Escuela Nacional de Sanidad.
El Centro Secundario de Higiene rural de Siguenza abrió sus puertas a principio de los años treinta en la calle de San Roque bajo la dirección del Doctor Nájera Angulo, renombrado especialista en Salud Pública y Epidemiología de fama internacional. Realizó una gran labor de divulgación para que la población conociera los nuevos recursos asistenciales y para animar a los profesionales sanitarios de la Demarcación sanitaria a actualizar sus conocimientos e intercambiar información.
La nueva versión de la asistencia sanitaria se basaba en varios pilares fundamentales: la mejora y vigilancia del medio ambiente, la información y la educación sanitaria, la profilaxis de enfermedades infecciosas a través de la vacunación, la detección precoz de infecciones de transmisión sexual y tuberculosis, la atención al embarazo, atención al niño, odontología.
Muchos de ustedes recordarán haber pasado en múltiples ocasiones por sus humildes instalaciones, que fueron un referente para ciudadanos y profesionales de la salud durante más de cuatro décadas.
Y a lo que íbamos... un nuevo sistema de salud que pretendía dar servicio a todos los ciudadanos, fueran económicamente solventes o no. Quien podía permitírselo pagaba los honorarios establecidos oficialmente y quien no tenía posibilidades económicas era atendido a través lo que se ha llamado Beneficencia Pública y que evolucionó con los tiempos a denominarse Sanidad Universal.
En la actualidad ciertos factores sociales y económicos han llevado a algunos gobiernos, con minúsculas, a olvidar que un elevado nivel de Salud Pública solo es posible si el Sistema Nacional de Salud da una cobertura básica a todos los ciudadanos sin distinción. El siguiente texto pertenece al Boletín ya citado y que nos muestra lo que se pretendía, lo que fue y juzguen ustedes en qué quedamos después de ochenta años:
Todos los individuos incluidos en las listas de la Beneficencia municipal de los pueblos de esta Demarcación sanitaria podrán utilizar gratuitamente los servicios del Centro. Además los servicios serán gratuítos en los siguientes casos:
Maternología e Higiene prenatal. – Toda mujer embarazada, cualquiera que sea su condición social o económica.
Puericultura de la 1ª y 2ª infancia. – Todo niño menor de los cinco años de edad.
Higiene escolar. – Todos los niños menores de 14 años.
Higiene social y Venereología. –Toda persona sospechosa de padecer sífilis u otra enfermedad venerea en periodo contagioso, así como lepra, cáncer o cualquier toxicomanía.
Tisiología. – Cualquier individuo que solicite el servicio, independientemente de su situación económicamente.
Odontología, Otorrinolanringología, Oftalmología, Radiodiagnóstico y Laboratorio. – Todo individuo procedente de cualquiera de los servicios anteriores, así como todos aquellos que se encuentren incluidos en las listas de Beneficencia.
Medicina preventiva. Cualquier persona que solicite el servicio.
Es la hora de que los políticos y gestores sanitarios realicen POLÍTICAS serias y gestionen los recursos de forma austera y adecuada a a las necesidades de una zona rural que languidece.