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La donostiarra Dolores Redondo tardó tres años desde la aparición de El guardián invisible, su primer gran éxito y segunda de sus novelas publicadas (la primera, Los privilegios del ángel, pasó prácticamente desapercibida), en lograr el prestigioso (y bien remunerado) Premio Planeta en 2016, con Todo esto te daré. El guardián invisible iniciaba la llamada “trilogía del Baztán”, compuesta además por Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta.

Los hechos, concatenados entre sí, se desarrollan en el magnífico paraje del navarro valle del Baztán, y la historia (mejor dicho, las historias) alcanzaron tan grande aceptación popular, que finalmente se ha traducido en una superventa de los títulos, su consecuente adaptación cinematográfica y una llegada de sinfín de ciudadanos de este país volcando su afán viajero por el citado valle, que ha acabado por organizar una ruta turística por los parajes en los que transcurre la movida historia de misterio y asesinatos varios.

Conviene reconocer la calidad de las novelas mencionadas, muy bien llevada la intriga y jalonada de intrahistorias diferentes que dan un peculiar aire a la obra de esta joven escritora. La protagonista, Amaia Salazar, es una policía foral que se ve inmersa en varias series de crímenes, a la vez que sufre una historia personal y familiar que entronca, parece ser, con la acción que se desarrolla en sus páginas en las cercanías de Elizondo, su pueblo natal y escenario de los hechos. Ahora aparece La cara norte del corazón, una precuela de aquellos acontecimientos que aparentan ser el origen de una nueva trilogía. En agosto de 2005 la joven inspectora Salazar se encuentra en USA, haciendo una especie de curso de perfeccionamiento en el FBI.

Surge entonces una opción: estudiar el aparente caso de un asesino en serie, algo para lo que la navarrica parece especialmente preparada. Bajo la dirección del jefe Aloisius Dupree junto con otros compañeros se ve inmersa en la investigación cuando el criminal vuelve a dar señales de vida. La investigación les lleva a una Nueva Orleans que espera a un huracán Katrina que termina por estallar y arrasar la ciudad. Cobra más importancia como protagonista el tornado que el propio asesino, en un segundo plano. Vuelve la autora a recurrir a elementos mágicos y míticos: si en la trilogía lo eran las ancestrales creencias vasconavarras de origen popular, aquí lo son el vudú y los misterios que acumulan los ancestros africanos del viejo estado de Louisiana. En este ambiente cargado de un misterio que se encuentra en la frontera de la realidad y el ensueño, se desarrolla esta historia que vuelve a ratos a ese Baztán íntimo que nos cuenta el origen de las miserias que atormentaron a la joven protagonista en sus primeros años y que Amaia tiene siempre presente como un viejo sueño que se repite cada noche. Redondo escribe bien, y la historia se desarrolla con fluidez animando el interés del lector.

Pero las últimas páginas incorporan una historia paralela que tal vez resulte un tanto forzada que poco o nada incide en la trama principal, pero que aparenta ser la base de una posible secuela, lo que le daría un mejor sentido. Se lee estupendamente el libro y, desde luego, contribuirá a mantener, si no aumentar, el prestigio de la escritora.

 

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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