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Hace escasas fechas nos ha dejado este irrepetible siciliano, creador de un personaje tan cálido como el comisario Salvo Montalbano, cuyo nombre fue elegido como homenaje a nuestro Manolo Vázquez Montalban y que ha engendrado todo un hito en Italia, donde personaje y autor han sido y son acogidos como hijos predilectos. Hablamos de un hombre que ha madurado a lo largo de sus historias, por supuesto nacido en la isla de Sicilia, eficaz e inteligente comisario de una localidad ficticia, Vigata, (en realidad Porto Empedocle, lugar donde nació el escritor en 1925), profesional de duro carácter, casi avinagrado, poseedor de un sentido del humor un tanto peculiar, pero que deja su sello y causa delirantes momentos a lo largo de las novelas, especialmente cuando toca relacionarse con los compañeros de trabajo, en especial el pavoroso agente Catarella y el huidizo forense Pasquano, o sus fieles Adelina y Enzo, encargados de alimentar debidamente al personaje. Camilleri comenzó de joven a escribir, publicando diversos poemas y algunos cuentos. Vinculado algún tiempo con el mundo de la cinematografía y el teatro, comenzó la narrativa con El curso de las cosas, obra que resultó un rotundo fracaso. Es en 1980 cuando crea la ficticia ciudad en la cual sentaría toda su obra posterior, Vigàta, con Un hilo de humo. No se apearía prácticamente del burro, y repitió varias historias ambientadas en tal lugar, hasta que en 1994 publica La forma del agua, primera de la serie de más de 30 historias que tienen como protagonista al controvertido comisario, y que, al fin y a la postre, y a sus casi 70 años, le hizo convertirse en un escritor de éxito en Italia.

El carrusel de las confusiones responde a los esquemas tradicionales de los relatos anteriores: En Vigata tres mujeres son secuestradas al tiempo que un comerciante ha desaparecido, tal vez por intervención de la mafia. Posteriormente desaparece también una mujer joven. Montalbano, al cual los años parecen pesarle más de lo que le gustaría, tiene que poner a prueba su instinto y sagacidad para esclarecer los hechos, pese a la desconfianza del jefe superior y la presión de unos medios de comunicación servidos por profesionales ávidos de noticias y sin escrúpulos para conseguirlas. Cobran vida de nuevo los compañeros de fatigas, su amigo Augello, el inspector Fazio y los policías Gallo, Galluzo y el inefable Catarella. El equipo se pone al mundo por montera y el resultado final resulta un tanto sorprendente. Todo ello bien surtido de las tradicionales dosis de humor, grandes homenajes a la gastronomía siciliana, y un mayúsculo repaso a paisanaje isleño al que el autor rinde homenaje en todas y cada una de las aventuras de nuestro héroe. Cemilleri murió el pasado 17 de julio en Roma, en el hospital del Santo Spirito; tenía 93 años y su marcha deja a los amantes del género huérfanos de uno de los más inolvidables personajes de ficción.

 

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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