La Evolución Natural es un hecho científico. Así que no faltará quien lo saque de contexto y lo aplique, sin entender ni papa, allí donde no tenga sentido: en la política, la sociología, la historia…
Tontería científica. Los pueblos están sometidos a la Evolución Natural, por lo que algunos ocupan un puesto superior en la escala evolutiva (los anglos y sajones) y otros inferior (latinos y eslavos).
Esto se llama Darwinismo Social. Se basa en la extrapolación del concepto de la superveniencia del más apto a los pueblos humanos, sin ningún estudio de por medio. Nos lleva a la Eugenesia, la selección de personas para la mejora de la especie. Los “ignorantes nazis” la llevaron al extremo; pero esta pseudociencia no la inventaron los teutones, sino los “civilizados británicos” para justificar la supuesta superioridad intelectual y ética de su imperio sobre los imperios francés y español.
La Teoría de la Evolución por Selección Natural de Darwin dice, en palabras sencillas, que en un medio natural, cada especie tiende a ocupar un nicho en el que haya menos competencia, para lo que se seleccionan los individuos con las características que le permiten adaptarse mejor al nicho elegido.
Es decir, la Selección Natural no es la ley de la selva, ni la ley del más apto; sino la búsqueda de los huecos libres que quedan entre tanta competencia y en situaciones de cambio.
Hay plantas que terminan teniendo espinas, mal sabor, veneno… para que una especie animal no las coma, ¡qué remedio!
Hacia el 8.000 a. C., el trigo silvestre era una planta de granos pequeños, no mayores que las espiguillas que encontramos en nuestros campos. Las gentes de Mesopotamia empezaron a seleccionar sus semillas y a cruzarlas con otras especies, no dejando al pobre trigo seguir su evolución natural. Esto es Selección Artificial, la que aplicamos a ovejas y abejas.
La Selección Natural no es aplicable a los pueblos humanos, porque no se refiere a ellos (ni tampoco a las personas individuales), por la sencilla razón de que vivimos en un medio casi totalmente artificial. La gente no liga o manda más por cuestiones genéticas, sino culturales. Esto se llama Selección Cultural.
Por supuesto que la Selección Natural sigue funcionando en la biología humana, por ejemplo en su lucha contra los virus; pero no funciona en la sociedad, ya que no produce adaptación biológica. En la sociedad no vence el más adaptado bilógicamente, sino el que medra mejor en un batiburrillo de intereses económicos, políticos, religiosos, filosóficos, raciales, sexuales...
La historia nos muestra que cualquier pueblo humano es capaz de someter a otro, si se dan las circunstancias favorables. Los imperios nacen, crecen y mueren, y lo que hoy es preponderancia de un pueblo, mañana será del otro. Nada de esto implica la superioridad biológica, ¡ni desde luego moral!, solo distintos estados de desarrollo cultural, económico y militar.
Si te fijas, la Eugenesia ni siquiera es Selección Natural, sino Artificial, ya que es la aplicación a nuestros vecinos de las técnicas de mejora de razas de perros y vacas. Para justificar esta barbaridad no hace falta echar mano de la ciencia, solo del afán de dominación de la psicología y la locura humanas.