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Se terminó esta extraña primavera que por culpa de la pandemia hemos pasado en su mayor parte confinados en nuestras casas. Una primavera especialmente lluviosa, que nos ha dejado unos campos poblados de infinitas y coloridas flores, y casi sin darnos cuenta se ha despedido y nos ha dejado plantados ya en pleno verano. Y en Sigüenza la llegada del verano tiene su principal celebración en los tradicionales “Arcos de San Juan”, que en realidad es la cristianización de la fiesta pagana del solsticio de verano, y unidas a esos arcos están tres especies naturales. El chopo que forma el esqueleto del arco junto con la lavanda, conocida como “sanjuanera”, que aportan color y aroma al arco, las rosas que también se colocan en el arco para adornar y aportar aroma pero que junto al cardo borriquero tiene otra función en los portales de algunas casas.

Hipérico. Flores.

Pero según las tradiciones más ancestrales, hay muchas plantas a las que podríamos considerar “Sanjuaneras·, porque son muchas a las que esas tradiciones y la magia les confiere propiedades asombrosas si son recolectadas la noche de San Juan. Aunque la historia de la humanidad nos indica que esta supuesta magia se debería producir si se recolectan durante la noche del solsticio de verano, que nunca coincide con la festividad de San Juan. Al igual que nunca la noche de San Juan es la más corta del año, lo siento si he decepcionado a alguien.

Pero si volvemos a las leyendas mágicas de esa noche, como ya he comentado y según los distintos lugares de la geografía españolas, muchas son las plantas que adquieren propiedades especiales esa noche entre ellas podemos destacar la salvia, romero, verbena, artemisa, ruda, lavanda e hipérico.

Y el articulo de hoy se lo quiero dedicar al Hipérico (Hypericum perforatum) por que es una planta llena de curiosidades. Conocida desde la antigüedad, Hipócrates cita su uso como analgésico y contra la ansiedad, así como Dioscórides, Plinio el Viejo y Galeno. Dioscórides ya nos muestra algunas de las curiosidades de la planta al escribir que muchos la llaman Camepytis (pinillo) porque su resina huele a resina de pino y otros la llaman Androsemo (sangre humana) porque al frotar la flor entre los dedos sueltan un líquido de color rojo semejante a la sangre.

Su nombre científico Hypericum proviene del griego hyperikón que podemos traducir como "brezo bajo" y perforatum porque en sus hojas posee unas glándulas de aceite situadas en las hojas y sépalos que parecen al trasluz que están perforadas. Aunque según otros autores procede del griego hypér que significa sobre y eik´ōn, que se puede traducir como imagen; por lo que su nombre significaría “que está por encima de todo lo imaginable”, debido a sus propiedades medicinales.

Son estas características especiales las que le han otorgado algunos de sus nombres comunes: “Hierba de San Juan” porque es en las fechas cercanas a ese día cuando la floración de la planta está en pleno apogeo y además el color de la savia (rojo sangre) simboliza la sangre de San Juan durante su decapitación; “Corazoncillo” por la forma de su fruto, “Hipérico” y “Pericó” por deformación del nombre científico de su género Hypericum; “Perforada” como hemos explicado en su nombre científico porque si miramos sus hojas a contraluz parecen estar perforadas; “Hierba de las heridas” y “Hierba militar” porque desde la Edad Media se utilizaba en emplastos para curar y cicatrizar las heridas, curiosamente durante el Renacimiento se extendió su uso curativo, basándose en la teoría de los signos ya que sus hojas parecen estar llenas de agujeros cicatrizados; “Corona Regia” por la forma y color de sus flores y “Ahuyenta demonios” porque en Gracia y Roma se creía que su aroma alejaba a los malos espíritus y cuando había alguna epidemia en las ciudades se quemaban ramas de hipérico para expulsar a los demonios causantes de la pandemia; también se colgaban racimos de hipérico en los dinteles de las puertas como protección ante los malos espíritus.

Hipérico. Planta.

Fue esta creencia la que dio su fama al hipérico durante siglos. En escritos del siglo XVII, el médico italiano Piero Mattioli cita el uso de esta planta para “poner en fuga los demonios” y en el siglo XVIII, el médico holandés Dodonaeus lo receta para aliviar tensiones causadas por los remordimientos interiores. Desde ese preciso momento el hipérico es usado en toda Europa para curar el mal de la melancolía o lo que hoy en día llamamos la depresión. Ya en el siglo XIX, se populariza el uso tópico del hipérico para el tratamiento de heridas, por su acción antiséptica y cicatrizante, y las infusiones de sus flores para el alivio de estados nerviosos. En la segunda mitad del siglo XX las investigaciones médicas siguen estudiando los beneficios del hipérico en los estados de ánimo depresivos, y gracias a esas investigaciones se sabe que los principios activos del hipérico son eficaces contra las depresiones debido a su acción sobre distintos neurotransmisores y en sustancias químicas que nuestro cuerpo produce relacionadas con la depresión, ansiedad, terrores nocturnos y en trastornos asociados a la menopausia.

Para finalizar resaltar que otra de las curiosas propiedades del hipérico. Es una planta que produce fotosensibilidad y suele afectar al ganado, principalmente ovino, provocando erupciones en la piel que suele ir acompañada de fiebre. La causa es la ingestión abundante de la planta durante el pastoreo, tras la ingesta las toxinas de la planta a través del torrente sanguíneo llegan a la piel causando las erupciones principalmente en las zonas desprovistas de lana o pelo y menos pigmentadas, es decir, afecta principalmente a cabeza, orejas y en las hembras también a las mamas, provocado hinchazón en la piel, calentura en la zona afectada y producción de edemas que posteriormente supuraran pus y desprendimiento de la piel. La gravedad de la infección depende de la cantidad ingerida, así como de la intensidad de la radiación solar. La mayoría de las veces las intoxicaciones afectan a los animales más jóvenes por la falta de experiencia a la hora de elegir los alimentos no tóxicos.

Los signos de una posible intoxicación son además de la irritación de la piel, la tendencia a buscar la sombra, falta de apetito, debilidad de las extremidades traseras, rascarse la cabeza contra árboles, arbustos o rocas y, si el consumo ha sido abundante, hiperactividad que se puede apreciar por correr en círculos o patear la tierra. En las hembras que producen leche puede cesar o disminuir drásticamente la producción y las preñadas pueden llegar a abortar.

Como veis el hipérico es una planta muy unida a la civilización desde el principio de los tiempos pero que usada sin el conocimiento necesario puede llegar ser muy peligrosa.

Texto y fotos: Javier Munilla.


 

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