Durante la Navidad las familias se reúnen y familiares que viven lejos regresan para compartir unos días con sus parientes. Pues algo parecido le ocurre a nuestro Jilguero (Carduelis carduelis) ya que durante estos días viene a visitarlo desde el norte de Europa, de paso migratorio al sur, su primo lejano el Lúgano (Spinus spinus).
Lo denominamos como su primo lejano porque en 1760 el zoólogo francés Jacques Brisson describió el género Carduelis, donde tradicionalmente se ha incluido al jilguero y al lúgano. Pero recientemente se ha propuesto la división de este género en tres: Spinus, Astragalinus y Sporagra. A nuestro protagonista se lo incluyó en el género Spinus, aunque muchos autores siguen incluyéndolo dentro del género Carduelis. Por lo tanto, etimológicamente su género proviene del latín spina que significa espina, astilla, espinoso. Probablemente el nombre científico de la especie viene definido por su costumbre de anidar entre las acículas de pinos y abetos que son arboles pinchudos.
El lúgano es un desconocido para la mayoría de las personas que lo suelen confundir con otras aves, para conocerlo un poco mejor podemos describirlo como un ave pequeña de unos 12 cm, de pico corto y fino, cola corta y escotada cuando está cerrada. Su coloración es de un tono verde amarillento que recuerda a verdecillos y verderones serranos. Pero los lúganos se identifican por sus manchas amarillas en alas y cola, y sus franjas amarillas en los “hombros” de las alas. Además, los machos tienen el capirote y la garganta negros, por lo que se aprecia un claro dimorfismo sexual. Su vuelo es rápido y notablemente ondulado y su bello canto es muy apreciado entre los aficionados a la canaricultura por los gorgojeos emitidos, la prolongación en el tiempo de sus vocalizaciones y ciertos tonos melódicos, lo cual no ayuda a la especie como veremos más adelante.
Estos días de invierno podemos observarlo en su paso migratorio mezclándose entre los bandos de jilgueros, pardillos, pinzones vulgares, verdecillos, verderones, etc. Pero, a diferencia de la mayoría de estos, el lúgano también busca alimento en las ramas de árboles de ribera, siendo común observarlo en alisos, olmos y abedules. En España, los lúganos llegan en otoño e invierno, proceden de casi toda Europa y en nuestra comarca es más fácil verlos en estas épocas navideñas cuando vuelan hacia el sur y también los podremos observar a su regreso al norte, en los meses de febrero y marzo.
El lúgano habita en todas las regiones de la Europa y también existe una población separada que se localiza en el oriente de Asia. En España, la especie cría en masas forestales de alta montaña dominadas por pinos, abetos y hayas, de manera regular en Los Pirineos y, más esporádicamente, en otros sistemas montañosos de la Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico y Sistema Central.
Lúgano hembra.
Se alimenta de semillas de pinos, alisos, abedules, olmos y diversas herbáceas, en el periodo reproductor completa su dieta consumiendo insectos. Inicia la reproducción en abril y puede tener dos polladas si la cosecha de semillas resulta generosa; pero si la cosecha escasea solo efectuará una puesta. En la época de cría es muy tímido, solitario y difícil de observar; por este motivo en Alemania existe una leyenda en la cual se otorga a los lúganos la facultad de guardar en su nido una piedra mágica que les convierte en invisibles.
Las principales amenazas que sufren los pequeños lúganos provienen de la agricultura intensiva y la caza con red o con liga para capturarlos y ser vendidos a los aficionados a la canaricultura por su canto y coloración, ya que es una especie que hibrida fácilmente con jilgueros y canarios.
Lúgano. Foto: Jacinto Lépez Beltrán.
Para finalizar contaros que en San Petersburgo hay una fuente, situada en el terraplén del río Fontanka, que posee una escultura que representa a un lúgano, conocida como “Chizhik Pyzhik”. La figura, a tamaño real, se instaló cerca del Jardín de Verano en 1994 en el lugar donde estaba situada la antigua Academia Legal Imperial, fundada en 1835. Se eligió al lúgano como figura protagonista de la fuente porque los estudiantes de la Academia llevaban uniformes verdes y amarillos que se asemejaban al plumaje de los lúganos, allí conocidos como “chizhik” (el nombre inglés del lúgano, siskin, tiene raices eslavas). La obra corresponde a Revaz Gabriadze, escultor, director de teatro y cine, dramaturgo, escritor y pintor georgiano y según palabras de su creador: “Chizhik Pyzhik ayuda a los estudiantes a superar infelices relaciones amorosas y moverse en transporte público sin tener billete”. Actualmente la tradición local sugiere que cualquiera que pueda arrojar una moneda para que caiga en la estatua sin caer al agua de la fuente, tendrá buena suerte. Cosa que no le ha sucedido a la figura del ave que ya ha sido robada varias veces. Después del último robo en 2002, el personal del Museo de Escultura Urbana realizó varias copias del diseño, que esta guardado en el propio museo, para poder reponer la escultura del pequeño lúgano.
Y desde estas páginas, desear un feliz y venturoso año 2020 a todos los lectores de “La Plazuela”.