La alimentación está llena de errores comunes. Deberíamos informarnos antes de repetir como papagayos lo que oímos por ahí. Veamos algunos ejemplos.
El té contiene teína.
En el año 1819, Fiedrich Runge aisló un compuesto del café al que llamó cafeína. Ocho años después se aisló en el té una sustancia similar a la que se llamó teína. Casi cien años más tarde se demostró que eran la misma sustancia, para entonces el nombre de teína ya había hecho fortuna.
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central que se encuentra en el té, café, mate, guaraná y cola. Curiosamente se encuentra en mayor concentración en las hojas de té que en los granos de café; pero, como para hacer un café usamos mucho más producto que para hacer un té, hay menos cafeína en una taza de té que en una de café.
Los efectos del consumo de té y del café no son idénticos, pues el té contiene otros alcaloides, la teofilina y la teobromina, que son estimulantes cardíacos.
Las tres sustancias son ligeramente tóxicas para el ser humano, pero las eliminamos fácilmente. Sin embargo, la teobromina es peligrosa para otros animales como perros, gatos, cerdos y caballos, pues estos animales tardan mucho en eliminarla.
Donde se encuentra la teobromina en grandes cantidades es en el cacao, por eso hay que tener cuidado con los perros que pueden sufrir intoxicaciones graves (incluso mortales) si comen chocolate, que les encanta. La gravedad de la intoxicación depende del peso del animal, la cantidad ingerida y la pureza del chocolate. Tan peligroso es para la familia de los canes que se ha utilizado en Norteamérica para controlar plagas de coyotes.
Por tanto, teína, mateína y guaranina son los nombres que algunos le dan a la cafeína según se encuentre en el té, mate o guaraná; pero son el mismo compuesto químico. Se trata de una falsa creencia del tipo error científico.
Veamos otro ejemplo relacionado con los nombres de los alimentos.
Los boquerones y las anchoas son peces distintos.
El boquerón o Engraulis encrasicholus es un pescado azul de carne de color rojizo, que se blanquea al ponerlo en ácido, los sabrosos boquerones en vinagre, y se oscurece al desangrarlo y ponerlo en salmuera, las riquísimas anchoas, que se suelen conservar en aceite o en sal.
En España lo consumimos normalmente frito o crudo (en vinagre o salazón). Hay que tener cuidado con estas últimas especialidades culinarias por la presencia del parásito anisakis (no se trata del primer ministro de Grecia). Para evitarlo basta con congelar el pescado al menos durante 24 h, a 20o C bajo cero, antes de su preparación.
Existen pequeñas diferencias entre las variedades de nuestra costa atlántica y mediterránea (una vértebra más, por ejemplo), pero se clasifican como la misma especie.
De modo que boquerón, bocarte, anchoa o aladroque son nombres del mismo pez en diferentes regiones españolas o de diferentes formas de prepararlo. Es una falsa creencia del tipo error común.