Habrán escuchado mil veces un refrán en latín que dice: Historia magistra vitae, o sea La historia es maestra de vida. Pues sí, es maestra de vida, pero nadie le hace caso. Así es que voy a hacer algunas reflexiones sobre sucesos de hace algunos siglos.
Hubo un obispo de Salamanca que estuvo en el concilio de Trento como otros prelados españoles, alguno muy importante, relacionados con la diócesis de Sigüenza.
El obispo en cuestión se llamaba Pedro González de Mendoza y era hijo del duque del Infantado, Íñigo López de Mendoza, y de doña Isabel de Aragón; nació en Guadalajara, fue consagrado obispo en esa ciudad y reposa en Guadalajara esperando el juicio final.
Dejó apuntes sobre el concilio y sobre sus intervenciones, unas intervenciones que se conservan en un manuscrito de la Biblioteca Apostólica Vaticana que me interesó sobre todo por el protagonismo que tuvo en Trento el arzobispo de Granada don Pedro Guerrero, catedrático que había sido de la universidad de Sigüenza hasta su nombramiento para Granada.
Pero leyendo este manuscrito me quedaron impresas dos cuestiones de las cuales no se habla en la historias al uso.
El primero fue un litigio en Trento entre españoles e italianos. Conviene aclarar que las tierras de Trento y Bolzano, en zona alpina, pertenecen a Italia solamente como consecuencia de la primera guerra mundial (1914-1918), pues antes eran territorio de Austria y aún hoy, por mucho que hayan hecho para italianizarlas, la influencia austriaca es evidente, es la tierra del Sudtirol, el Tirol del Sur, aunque luego lo denominaran el Alto Adigio. Ese magnífico tenista, Sinner, es un nacido en la zona y no lleva un apellido italiano.
Bueno, pues eso, no fue un lío con la gente de Trento, sino con otra gente de la península italiana. El obispo de Salamanca lo refiere así:
“El sábado a los 13 de Marzo hubo un gran alboroto en Trento, que se revolvieron ciertos españoles criados de los prelados con unos italianos de tal manera que estuvo muy a punto de encenderse un fuego que no se apagara sin sangre de muchos. Con todo eso, hubo más de veinticinco heridos y manos cortadas, y si el embajador de Portugal no recogiera los españoles en su casa no parara en esto”.
Pues ya ven, también hubo líos en un evento tan celebrado como el de Trento.
Hay otra noticia interesante que viene bien para nuestros tiempos, para que no nos extrañemos de lo que pueda pasar y es que hablaron “si será bien conceder a algunas provincias (o sea arzobispados), donde no se hallen sacerdotes, que los casados puedan ser ordenados”.
Es preciso notar que no se habla de que los curas se puedan casar, sino de que los obispos ordenen a hombres ya casados, una cosa que ya existe en la iglesia católica de rito oriental.
O sea que no conviene extrañarse si cualquier día el Papa dice que los obispos pueden ordenar a varones casados donde falte clero. Es cosa existente y no es cosa nueva, pues ya hemos visto que hasta se habló en Trento.
Como decía en el título un problema de hoy se puede mirar desde ayer.
Toda persona de cultura tiene que aprender a reír de sí mismo. Pues, cuando yo pasaba al ordenador mi ficha de este manuscrito, que en la B. A. V. está catalogado como Vaticano latino 6963 lo encontré publicado en la Colección Austral 689, p. 103 y p. 111; lo pongo por si alguien lo quiere consultar, aunque no pone datos sobre el autor, ni de qué fuente lo ha tomado.
Pedro A. Olea
Sigüenza 2024.