Fernando Tizón hizo prácticas de turismo en el parador de Sigüenza, en los veranos del 1995 y del 1996. Trabajó en los paradores de Albacete, Trujillo, Fuente De en diversos puestos. En 2003-2013 es nombrado jefe de Recepción en el parador de Lerma. En 2013-2015 le destinan a la dirección nacional de Paradores en Madrid. En 2015 se encarga del proyecto de franquicias de Paradores. Se incorpora al parador de Casa da Insua en Penalva do Castelo (Portugal), que es la primera franquicia en el extranjero. A partir de 2016 es director del parador de Ciudad Rodrigo y el 1 de noviembre de 2018 es nombrado director del parador de Sigüenza.
¿Qué sentiste al llegar al parador de Sigüenza, tu ciudad natal?
Me sorprendió porque no se suelen dar esos casos de que el director vaya a dirigir el parador de su ciudad de origen. Luego vino el sentimiento de orgullo, ser seguntino y dirigir el parador de mi ciudad resulta muy motivador para mí. Para mí el reto no es tanto en mi ciudad, sino dirigir uno de los mejores paradores que hay en España ya que el de Sigüenza está entre los quince mejores paradores, en cuanto a beneficio, facturación, actividad. Es más cómodo porque lo hago en casa y entre amigos pero es un trabajo como cualquier otro.
¿Por qué optaste en tu carrera profesional por Paradores?
Paradores es algo tan especial que ningún país del mundo tiene una cadena similar. Paradores ha conseguido constituirse como destino, hay gente que viaja solo por paradores, que va donde hay un parador. Ese es un valor muy importante. No somos un hotel, somos un parador, algo diferente. ¿En qué nos diferenciamos? En los edificios históricos, en la calidad, en la historia que tenemos, en el servicio que intentamos dar, eso es lo que nos diferencia del resto. Esa es la parte que a mí me enganchó de paradores. Paradores se funda en tres conceptos. Primero: la conservación del patrimonio histórico; segundo: ser un motor económico en lugares donde no hay un tejido industrial ni una economía potente. Pensemos donde están los paradores, si quitamos el parador de Toledo, el de Cuenca, el de León, el de Santiago, el 80% de los paradores están en perfiles como Sigüenza. El tercero es dar a conocer el otro turismo de España a la hora de la internacionalización. Fuera se nos ve como la playa, la paella, los toros y la fiesta… pero España es mucho más, tenemos una riqueza patrimonial y gastronómica brutal, nosotros nos encargamos de ser un poco el escaparate en la internacionalización que llevamos a cabo de la mano de Tour España. El poder de Paradores es su marca.
Fernando Tizón, durante la entrevista.
Háblanos en concreto de las características del Parador de Sigüenza.
Tenemos una plantilla media de 55 a 60 personas entre personal fijo y personal contratado, hay que tener en cuenta que en el turismo hay picos de actividad, hay estacionalidad. Mi filosofía es contratar a gente de la localidad en los trabajos que no se necesite una especialidad fuerte. Al final es un flujo económico lo que vamos a generar. Estamos repartidos en 6 departamentos: recepción, pisos, mantenimiento, oficina, comedor y cocina. En cuanto a nuestro perfil de cliente, es sobre todo nacional. La edad media es de más de 55 años y de un nivel adquisitivo medio-alto. El hecho de estar en Sigüenza tiene un gran valor, tenemos la catedral, castillo, barrio de las Travesañas, y una de las ventajas fundamentales es que tenemos Madrid a una hora. Nuestra estancia media es 1,4 días, hay que conseguir que sean dos días de estancia en el parador para conocer Sigüenza.
Aparte del cliente particular, otro de los puntos fuertes del parador es de turismo de convenciones...
Nuestros clientes son las empresas del corredor del Henares y de la zona norte de Madrid, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes. Es verdad que Sigüenza perdió volumen de negocio al abrirse paradores en Alcalá, La Granja y Segovia pero estamos tratando de darle una vuelta al mundo de las convenciones, en el sentido de buscar una experiencia única, no solo reunirte a un salón maravilloso, sino también ¡descubre la catedral, descubre un lugar lleno de arte, vete a comer a una estrella Michelin, súbete a la torre de la Catedral y mira una gran vista, métete a las catacumbas, disfruta de la iglesia de Santiago! Ese valor único es lo que vamos a tratar de enfilar. Lo bueno del mundo de eventos es que te desestacionaliza la demanda, es decir es muy raro que tengas una convención un viernes o un sábado. Lo suelen hacer entre semana, eso es muy bueno para Sigüenza y para cualquier localidad. Si conseguimos con una marca de ciudad, traer esa gente a Sigüenza, esos picos temporales se cortarían.
¿Cuál piensas que debería ser la relación del parador con la ciudad?
Que los seguntinos vean al parador como algo cercano para cualquier evento, un cumpleaños, una cena de amigos, etc. Ahora estamos trabajando en un proyecto que consiste en abrir el parador y que los seguntinos lo conozcan. Mi experiencia personal es que al final los mejores delegados de venta del parador son los residentes en la ciudad. Si es bueno para Sigüenza, es bueno para el parador, y viceversa. Colaborar con la asociación de la iglesia de Santiago o con los que están recuperando la Ermita de Santa Librada, para mí, como seguntino, es un orgullo. Yo lo que quiero que “todo Sigüenza” se aproveche del parador.
¿Cómo se consigue que un negocio como el del parador funcione?
Este es el negocio más estresante y perecedero del mundo, el producto son las habitaciones, la habitación que no vendas hoy no la vas a vender nunca más. Yo tengo 81 pernoctaciones que las tengo que vender cada día ,si no lo hago mañana no voy a tener 160 habitaciones. El mayor problema que tenemos en los paradores son los gastos tan importantes que tienen los edificios. Por eso hay que hilar muy fino, tus márgenes están bastante ajustados por tus costes. La mayoría de los paradores tenemos un pequeño problema, cuando haces un hotel, construyes el edificio pensando en el hotel, con espacios apropiados para habitaciones, recepción, piscina, spa, etc. En los paradores nos encontramos que el edificio ya está hecho, lo que tenemos que hacer es adaptar el hotel al edificio, no el edificio al hotel. A partir de ahí te vas a encontrar con impedimentos bastante importantes, con sitios que no puedes tocar por ser patrimonio histórico.
¿Van a seguir en el parador actividades culturales como las veladas literarias?
Una de las cosas más bonitas que está haciendo el parador son las noches literarias, llevamos ya unas 16 o 17 veladas, en la última estuvo la escritora Marta Robles. Creemos que es algo que da más valor al Parador y a Sigüenza. Ponemos a Sigüenza en el mundo de la literatura, y eso es un referente. Ya ha cogido cierto nombre en el mundo cultural y ya tenemos autores cerrados, autores de muchísimo tirón mediático.
Otro de los aspectos fundamentales es el tema gastronómico...
Llevamos un mes y medio trabajando mucho en el tema de la gastronomía del Parador, tengo bien claro que una ciudad como Sigüenza con dos estrellas Michelín es un lujo. Sigüenza gracias a Quique de El Doncel y a Samuel de El Molino de Alcuneza, es un referente en el mundo gastronómico. Eso es una ventaja para todos, dicho eso el parador tiene que encontrar su espacio, encontrar qué cocina queremos dar. Y yo tengo muy claro que quiero que la gente se vaya de aquí sintiendo Sigüenza y saboreándola. Y saborear Sigüenza es saborear nuestra cocina de toda la vida. La caza, las setas, el guiso, esos postres contundentes con mucha caloría, estamos trabajando mucho para recuperar recetas de antiguos recetarios de Gómez-Gordo, de cocina seguntina tradicional. Hablar de la cocina de Sigüenza es ver esa perdiz, ese jabalí, el corzo, los níscalos, la seta de cardo, el cordero, el cabrito, eso es lo que yo veo. El origen de nuestros platos tiene que ser esa cocina tradicional.
¿Cómo ves el futuro de Sigüenza?
Creo que a localidades como Sigüenza lo que les queda es el turismo. Tendríamos que ser especialistas en el turismo, pero de calidad. Turismo gastronómico, turismo cultural, conseguir una localidad que esté limpia, que tenga buenas comunicaciones, que la gente que trabaja en el sector tenga profesionalidad, yo creo que ahí está el futuro. Como persona que ha vivido en un Sigüenza, en un Lerma y en un Ciudad Rodrigo, que son perfiles muy parecidos, creo firmemente que lo que hay es un cambio cultural. Mi abuelo, lo que quería para mi padre y para mis tíos, es que no pasaran hambre porque él pasó hambre en la guerra y les dio todo lo posible para que no pasaran hambre. Nuestros padres han intentado para nosotros darnos lo que no han tenido, no han pasado hambre, ¿qué es lo que no tenían? Estudios, profesionalidad, nos han formado, somos un país que tenemos universitarios, doctorados por todos los lados, y ahora nuestra generación ¿qué es lo que quiere? en parte volver a vivir como vivían nuestros abuelos. La gente que nos hemos ido yendo y por unas circunstancias u otras hemos vuelto, volvemos más profesionalizados, viendo los negocios de otra manera. Cuando tú llevas cierto bagaje por tu sector de trabajo o te has movido por determinados sitios, cuando vuelves, dices, esto hay que cambiarlo. Adaptarse, hoy en día hay mejores formas de trabajar, mejores técnicas de venta. Te das cuenta que la calidad de vida que tienes en sitios como Sigüenza no lo tienes en otro lado, si eso lo unes a que determinados trabajos se pueden hacer en casa, ya es una semilla, que no te digo que vaya a germinar, porque el futuro no lo sabemos pero creo que la cosa puede ir un poco por ahí. Eso va unido a tener una serie de servicios en el pueblo que colmen tus expectativas. Un buen servicio médico, buenas comunicaciones. Yo creo que la clave de todo eso lo tiene el mundo político...
¿Cuál es tu objetivo para 2019?
Devolver el esplendor a este parador. Que sea un referente para el seguntino y para el turista. Y que la gente que se vaya de aquí se vaya de Sigüenza, conociéndola con todos los sentidos. Olores, gusto, la vista… El trabajo no se va a ver en dos o tres meses, el trabajo se tendrá que ver dentro de un año.