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Vive intensamente la profesión. Como si estuviera empezando. Va al  Congreso de los Diputados todas las semanas y llama por teléfono a quienes  pueden descifrarle las claves de lo que está pasando, porque es lo que le enseñaron sus maestros cuando empezó en la Agencia Colpisa, junto a Manu Leguineche. Para esta  gallega, nacida en Santiago de Compostela a finales de los años cuarenta, el periodismo es información y análisis. Desconfía de las redes sociales —no tiene cuentas en Twitter ni en Facebook— y lamenta que sean cada vez más escasos los profesionales que contrastan las noticias y las cuentan como son, sin miedo a represalias. 

Después de escribir más de veinte libros de actualidad política, a Pilar Cernuda le faltaba escribir una novela, “Volveré a buscarte” (Ed. La Esfera de los Libros). Esa novela, basada en las historias que había escuchado en las aldeas de su infancia sobre gallegos emigrados a Argentina, se publicó hace algunos meses y le permitió alejarse, aunque fuera temporalmente, de la actualidad pura y dura en la que se mueve desde los años setenta.

Digamos que fue un paréntesis en su actividad cotidiana. Colaboradora de Antena 3 TV y Onda Cero, columnista de una cadena de periódicos regionales,cronista parlamentaria, tertuliana desde los inicios de las tertulias radiofónicas, en opinión de esta veterana periodista la comunicación y la política cotizan claramente a la baja. La mediocridad, aunque no lo parezca, comienza a hacer estragos.

Pilar Cernuda.

Usted empezó a estudiar arquitectura y abandonó la carrera por el periodismo. ¿Por qué?

Mi padre era abogado, pero también le gustaba el periodismo y llegó a ser director de un periódico en Cádiz que se llamaba “La Voz del Sur”. Yo dejé la cerrera de Arquitectura porque me quedó una asignatura en primero, Geometría Descriptiva, y no dejaban pasar al curso siguiente hasta que no la aprobaras. Entonces, para no estar un año mano sobre mano, me apunté a Periodismo, que era la carrera que también estaba haciendo mi hermano.

¿Cómo fueron sus inicios en el periodismo?

En la Escuela Oficial de Periodismo era obligatorio hacer prácticas en verano y a mí me mandaron a hacerlas al “El Correo Gallego”. Luego comencé a colaborar en el “Diario Madrid” y en el programa “Estudio Abierto”, de TVE, que presentaba José María Íñigo. En este programaconocí a Jesús Piacatoste, Manu Leguineche y Julián García Candau. Después, cuando Manu Leguineche puso en marcha la agencia de noticias Colpisa, me fui a trabajar con él.

Trabaja desde hace muchos años en periódicos, televisiones y radios. Si tuviera que elegir, ¿con qué medio se quedaría?

En estos momentos, el medio que mejor funciona es la radio. En televisión hay demasiado espectáculo en las tertulias políticas. Yo antes estaba en unas cuantas tertulias de televisión y las he dejado. Ya sólo voy a “Espejo Público” (Antena 3). Pero lo que más me gusta es escribir artículos en los periódicos. Ahora todo el mundo quiere hacer análisis en la prensa y muy pocos profesionales se preocupan y pelean por la información.

Usted participó en las primeras tertulias radiofónicas. ¿Qué opinión tiene de este género radiofónico?

La primera tertulia la empezó Fernando Ónega, en la Ser, y duró tres meses. Pilar Urbano se metió con Alfonso Guerra y se acabaron las tertulias en esa cadena. Entonces, se puso en marcha otra tertulia en la Cope y luego la de “Protagonistas”, con Luis del Olmo, en Onda Cero. En las tertulias hay de todo: gente bien informada y compañeros que hacen brillantes análisis basados en informaciones falsas. Para informar hay que estar en los sitios donde se produce la información, comer con políticos, empresarios, jueces, fiscales y personas que tienen información.

¿Por qué no está en las redes sociales?

Yo soy del plan antiguo. Llevo más de 40 años trabajando y para mí, por encima de todo está el dato, la información, el rigor. Lo que yo firmo va a misa. Y si hay un dato que no es correcto, al día siguiente me disculpo, porque eso me da credibilidad. No puedo estar en una red social donde cualquiera puede decir lo que quiera y dar informaciones sin contrastar. En Twitter había tres cuentas falsas con mi nombre y con mi foto… Entonces, como te vas a fiar de una red social en la que se suplanta tu personalidad. Hay cosas que están muy bien, por ejemplo, cuando los protagonistas te dan información relacionada con ellos, pero es una de mil. Tampoco acepto que se ataque a las personas desde el anonimato, ni me gusta el afán de protagonismo de algunos compañeros que mezclan en Facebook o Twitter su trabajo profesional con su vida personal. Las redes sociales son el mejor invento de comunicación, pero el peor utilizado. Si estuviera bien utilizado sería fastuoso.

Después de haber trabajado en Colpisa y haber dirigido posteriormente Fax Press, ¿cómo ve el futuro de las agencias de noticias?

Tienen que espabilar, porque la información la puedes tener también al instante en Internet. Sin embargo, creo que la información por esas otras vías nunca será tan fiable como la que se transmite por una agencia. Por otro lado, yo siempre confiaré más en la información que venga firmada por un profesional que en la que me facilite un ciudadano de la calle. Los ciudadanos son testigos, pero no periodistas que puedan redactar una noticia. Me parece elemental. Y para el chisme sirve cualquiera…

En ocasiones se nos acusa a los periodistas de falta de moderación, en definitiva, de crispar el ambiente. ¿Usted qué opina de esto?

Es difícil moderarte cuando los políticos pierden los papeles y se pasan el día descalificando al de enfrente. Hay media docena de diputados, con nombre y apellido, a los que yo admiro. El resto están en el espectáculo y en la mediocridad. Ves algunas biografías y dices: ¿cómo es posible que esta persona haya podido llegar adonde está? Hay cosas inauditas, de verdad.

¿Qué noticia le hubiera gustado no contar?

Las noticias de los atentados de ETA. He tenido que ir al lugar del atentado donde habían asesinado a personas que yo conocía y fue terrible. Esas informaciones me destrozaban anímicamente durante varios días.

¿Y la noticia que la alegró el día?

La información que más me gustó dar fue la abdicación del rey Juan Carlos I, porque fue un ejemplo de madurez, discreción y responsabilidad. Me sentí orgullosa. Cuando Rajoy anunció una rueda de prensa, yo pensé que habría una remodelación de Gobierno. Hasta diez minutos antes, no sabíamos lo que iba a pasar. Me sentí orgullosa de la responsabilidad del rey padre y de la media docena de personas que estaban en el secreto desde hacía meses.

¿Quién ha sido su maestro?

Manu Leguineche. Las personas que me han formado como periodista han sido Manu y también Jesús Picatoste. Luego, creo que Luis María Anson y Juan Luis Cebrián han sido dos espléndidos directores.

¿A quiénes destacaría como referencia para las nuevas generaciones?

Hay tres o cuatro columnistas que me entusiasma leer: Raúl del Pozo, un tipo fuera de serie, e Ignacio Camacho, que también escribe muy bien. Disfruto, como te decía, leyendo a los dos.

¿Cómo te imaginas el periodismo escrito dentro de quince o veinte años?

En contra de lo que piensa mucha gente, yo creo que seguirá existiendo el periodismo en papel. Lo que pasa es que tendrá que replantearse. La noticia reflexionada, comentada y bien documentada seguirá apareciendo en papel.

¿Dónde se trabaja con mayor libertad, en los medios de comunicación públicos o en los privados?

No hay diferencias. A mí en ningún medio me han censurado. Solamente una vez, hace 19 años en RNE, nos llamaron a los tertulianos para darnos una consigna: que fuéramos más moderados con las críticas al PNV. Fue en la época de Juan José Ibarretxe. Luego, cuando llegó al poder Zapatero, me marché de RNE porque me pidió el director del programa que llevara más cuidadito con las críticas al PSOE, pues nos jugábamos la continuidad. No voy a admitir que alguien me pueda decir cómo tengo que opinar.

La credibilidad de los periodistas cotiza a la baja…

Porque los medios tienen menos solvencia económica. La publicidad dio un bajón tremendo y muchos periódicos han tenido que cerrar. Trabajar en distintos medios a la vez te da más libertad. Tienes otros sitios en los que estar. Y esto es impagable. Yo soy una privilegiada, porque he tenido la posibilidad de poner los huevos en muchas cestas, y lo sigo haciendo.

¿Qué consejo les daría a los futuros periodistas que ahora se forman en la Universidad?

Que se pongan, humildemente, a pensar que el periodismo es una profesión que exige buscar información. Antes de ser editorialista o enviado especial, hay que cubrir muchas ruedas de prensa y almuerzos para obtener información de primera mano. Desde el punto de vista laboral, la profesión está muy mal, pero habrá que seguir luchando.

¿No tendrían también que leer un poco más?

Somos uno de los países de Europa con menor índice de lectura. Hace algún tiempo estuve dando una charla en una universidad privada a 4º curso de Periodismo. Eran cuarenta y tantos chavales y sólo unos pocos levantaron la mano cuando les pregunté si leían un periódico al día. ¿Cómo es posible? El periodismo, como me decía Manu Leguineche, es contar una historia. Y para ello hay que buscar los argumentos de esa historia y luego saber redactarla. Eso es fundamental. A escribir se aprende leyendo.

¿El futuro de la profesión?

Dependerá de nosotros. En primer lugar, tenemos que habituarnos a las nuevas tecnologías, pero sin despreciar nunca lo fundamental de nuestro oficio: informar. El éxito dependerá de si sabemos o no compaginar ambas cosas. Podremos salir de ésta, si actuamos con inteligencia y profesionalidad.

¿Dónde intenta desconectar de la pelea diaria?

Aunque nací en Santiago de Compostela, me siento muy a gusto en la aldea de mis abuelos, que está al lado de Villagarcía de Arosa, en la provincia de Pontevedra. Tenemos una casa familiar enorme y allí nos reunimos todos. También suelo ir a Segovia, donde tengo una segunda residencia, y a Málaga.

¿Qué ventajas tiene la veteranía y la experiencia?

La madurez te sirve para ver la diferencia entre un problema y una contrariedad. Y esto te cambia mucho la visión de la gente.

Pilar Cernuda participó en el curso de periodismo, dirigido por Javier del Castillo, que la cátedra Manu Leguineche de la Universidad de Alcalá de Henares  llevó a cabo este año dentro de las actividades de Sigüenza Universitaria. En la imagen, Pilar Cernuda junto al alcalde de Sigüenza, José Manuel Latre y el director del curso, Javier del Castillo.

Entrevista: Javier del Castillo.

 

Viñeta

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