Este año se cumple el décimo aniversario del Gurugú de la Plazuela, taberna-restaurante de Sigüenza. Sus regentes, Belén L. Abad y Alberto de Mingo, decidieron celebrar esta onomástica el 18 de febrero con la presencia de dos artistas: el escritor Manuel Enríquez y el pianista y compositor mexicano Fernando Apán, ambos invidentes. La Plazuela les entrevistó la víspera de la presentación en la taberna-restaurante de un libro del primero y del concierto del segundo.
¿Cómo os habéis llegado a conocer, un español y un mexicano?
Manuel Enríquez: Nos conocimos a través de una red social, una red argentina para ciegos que mantiene un foro de discusión. Somos participantes activos de ese foro y a partir de ahí nos hemos conocido. Unas veces se habla de música, otras de literatura, de política, religión, etc.
Fernando Apán: A partir de ahí entramos en conversación, a mí me hizo mucha gracia leer los artículos de Manuel. A partir de ahí me di cuenta de que había una persona sensible y con sentido del humor. Si algo aprecio es que la gente se ría de sus propias cosas. Yo soy igual. Un día decidí escribirle un correo diciéndole que cuando fuera a España nos veríamos. Yo pensaba que tenía sentido del humor como escritor pero cuando nos conocimos ví que como persona era igual, con mucho sentido del humor; nos empezamos a llevar bien.
¿Es la primera vez que vienes a España?
FA: Siempre digo que España no sé lo que tiene, que siempre me ha obligado a volver. Ahora vengo por invitación de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid de dar recitales y conferencias, ya he estado aquí otras tres veces.
¿Podéis presentaros para los lectores que no os conocen?
ME: Mi trayectoria está ahora en el ámbito literario. Siempre se me dio bien escribir. Gané un premio de literatura infantil patrocinado por la Universidad Complutense. Un día dejé los estudios y empecé a viajar. Estuve en Bolivia durante dos años tratando de hacer las Américas ¡pero las Américas ya estaban hechas! Cuando volví a España me di cuenta de que quería estudiar, como tenía ya 27 años hice un curso de acceso para mayores de 25 años en la Universidad. Allí volví a retomar mis hábitos literarios, en una revista llamada La Gaceta Veterinaria escribía mis artículos en tono de humor, crítica un poco ácida hacia profesores, instituciones, con el pseudónimo de Chespir. En el segundo curso empiezo a perder la vista de manera rápida... Al poco de terminar Veterinaria, perdí la vista por completo. Llegué a ejercer un par de años y luego ingresé en la ONCE y decidí dedicarme a la literatura un poco más en serio. Aprendí braille, escribí un primer cuento con este lenguaje y luego descubrí los programas de voz para ordenadores y empecé a escribir con voz en el ordenador. Es una herramienta que te va leyendo lo que escribes. Desde hace cuatro años me he dedicado mucho más en serio a la literatura y he terminado cuatro novelas desde entonces.
FA: Soy ciego desde pequeño y vivo en Xalapa (Veracruz en México). Mi madre me enseñó a tocar al piano, siempre tuve muy claro a pesar de ser consciente de las dificultades, que mi futuro era la música. Con el apoyo de mi madre y mucho esfuerzo terminé la carrera de música en Veracruz que dura 10 años. Fueron años de formación muy duros, de disciplina constante. Todo lo que he podido hacer se debe al trabajo, yo no tengo nada especial, creo que al no tener la vista uno desarrolla otras habilidades, la memoria, el oído. Fundé una biblioteca en México para que otra gente se pueda valer de las partitura en braille, tengo doscientas partituras transcritas que ya se pueden encontrar en formato digital. Luego me ha interesado mucho el tema del liderazgo, de conferencias y actualmente integro mi testimonio de vida como persona ciega junto con la música. Así como los conferenciantes llevan diapositivas, mi diapositiva es la música. Mediante la música se expresan cosas que se pueden visualizar a través del oído. La palabra “ver” engloba muchas cosas.
¿Tienes algún tipo de música preferida?
FA: Considero que toda la música que tiene algo profundo que te invite a la reflexión y a crecer como persona es música, ya sea jazz, clásica, popular. La música electrónica de repetición de dos notas no te invita a pensar, es como la literatura actual. El regatón no me parece música.
ME: A mí eso me pasa con la poesía, el día de San Valentín estuvimos en una presentación de un libro de poesía y eran autores que hacían poesía libre: ni rima, ni verso, ni ritmo, me decían que esto les salía del corazón. Me decían que era como el arte abstracto. Picasso hacía arte abstracto, sí, pero para llegar a hacer aquello tuvo que pasar por un montón de etapas en las que pintaba de maravilla. Yo le dije a uno que lo que había escrito me servía si era capaz de escribir un soneto. Me dijo que eso era muy difícil. Entonces, le respondí es que tú te buscas el regatón porque no sabes componer como Chopin, como los Beatles o como cualquier genio.
¿Por qué estáis aquí y por qué estáis juntos en el X Aniversario del Gurugú?
ME: Estamos aquí porque somos amigos entre nosotros y somos amigos de Belén y Alberto, los regenteros del Gurugú. En segundo lugar porque hemos venido a divertirnos. Fernando viene ahora de León donde su novia tenía que dar una conferencia. Teníamos que pasar este fin de semana juntos y ¿donde mejor? en Sigüenza, en el Gurugú. Cómo dentro de unos días se cumplen 10 años de este establecimiento, decidimos presentar mi última novela (una colección de cuentos) que he sacado hace unos meses, que todavía no la había traído aquí. Y presentar también a Fernando con un pequeño concierto que nos ha preparado para este evento. No estaba planeado, se ha venido dando de una forma fortuita.
Alberto, háblanos del aniversario del Gurugú…
Alberto de Mingo: Fue el 29 de marzo el día que abrimos El Gurugú, pero en este año todo lo que vamos a hacer estará relacionado con el X Aniversario. Para ello vamos a contar con nuestros guruartistas. Son muchos los que han pasado, hemos hecho 38 exposiciones. Desde 2007 en que empezamos con una exposición de Fabiola Almarza que fue la primera hasta la última, de Inés Olivares; fotografía, pintura, de gente muy buena. Aparte de estas artes también la literatura y ahora también el cine. La literatura vino un poco por casualidad en la persona de Manuel Enriquez, ahora es como uno más de la familia y uno más del Gurugú. Qué mejor que celebrar el X Aniversario con una persona como Manuel, además él nos dijo que conocía a otra persona, a Fernando Apan, no lo conocíamos pero ya es como un guruartista más. Ambos son personas invidentes que han querido superar sus circunstancias, y pensamos que la superación en la vida es muy importante, para nosotros es importante que estén con nosotros aquí. En general hemos intentado que el Gurugú sea un centro cultural además de un centro gastronómico y por lo menos hemos conseguido durante estos años tener muchos amigos y conocer a muchos artistas. Un lujo para Sigüenza y para nosotros.