Amaya del Amo, de 37 años, seguntina, profesora de español en Líbano y en Jordania.
Hablamos con la seguntina Amaya del Amo en Sigüenza donde estuvo estas Navidades con su pareja, el palestino libanés Khalil que trabaja para la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
¿Cómo empezó tu interés por el mundo árabe?
Estudié en la Universidad Complutense filología árabe y estudios islámicos. Lo hice por estudiar algo diferente. A mí me interesaba mucho el mundo árabe y el arte islámico, por Al-Andalus. También lo que pasaba en Palestina. Me influenció mi hermana Carlota que estaba estudiando periodismo y seguía el tema palestino.
¿En qué países árabes has estado?
Cuando estudiaba en la Universidad estuve en Marruecos. De todas formas lo que es el Magreb, el occidente árabe, nunca me llamó mucho la atención. Terminé la carrera y estuve un año pensando que hacer, quería seguir mis estudios porque en la Universidad aprendes a leer y a traducir pero no a hablar. Me interesaba mucho Beirut, empecé a leer obras de autores sirios, libaneses, palestinos muy relacionados con esa ciudad. Entonces, tras tener un trabajo en Madrid, ahorré dinero y me fui de vacaciones a Beirut a estudiar un poco de árabe. Me gustó mucho, es una ciudad muy atrayente, es una ciudad a la que amas y odias al mismo tiempo, me enamoré de ella y luego volví a la Universidad de allí para estudiar. Esto fue en el 2006. Allí me quedé un año en la Universidad, luego vino la guerra entre Israel y el grupo chiita Hezbolá y me repatriaron.
Más adelante me llamaron del Instituto Cervantes porque necesitaban profesores de español en Beirut. También empecé a trabajar en una universidad francesa de Beirut. En ese tiempo, en 2007, es cuando conocí a Khalil... Ahora estoy en el Instituto Cervantes de Amán, capital de Jordania, de profesora colaboradora, estamos viviendo allí debido al trabajo de Khalil para la UNRWA.
¿Existe interés por el idioma español en los países árabes?
Al principio había mucho interés pero con el idioma ha pasado como con el país. Cuando yo empecé en 2005 todo el mundo quería aprender español, España estaba muy de moda. Luego hubo un bajón tremendo, lo achaco a muchas cosas, a una mala imagen que hay de España. También por la crisis, porque la crisis no solo se da en España sino en todo el mundo. Antes la gente tenía más dinero para gastar; al no ser una necesidad, bajaron mucho los cursos de español tanto en Líbano como en Jordania. La gente quiere ahorrar dinero porque no sabe lo que va a pasar en el futuro. Además la vida es cara porque Amán es una ciudad muy cara, y Beirut tampoco es una ciudad barata. La gente cuando viene del extranjero piensan que van a encontrar un alquiler barato. Y no es así, son los precios de alquileres que puedes encontrar en Madrid.
¿Los árabes son buenos alumnos de idiomas?
Depende. Por ejemplo en el Líbano sí que aprendían con mucha facilidad porque allí estaban relacionados con varios idiomas al mismo tiempo. Parte de la enseñanza es en inglés o francés o en árabe. A nosotros los españoles, como en la televisión está todo doblado, se nos cierra el oído a otras lenguas. En general los árabes pronuncian muy bien el español porque tienen en su lengua todos los sonidos del español.
¿Dónde te gusta más vivir, en Amán o en Beirut?
Me gusta más Beirut, es una ciudad que yo elegí para vivir, en Amán estoy por circunstancias de la vida. En Beirut hay una vida muy mediterránea, no noté ningún choque cultural porque la forma de vivir es parecida a la de España.
¿Qué les pareció a tus padres que te fueras a Líbano?
No les pareció mal, estaban contentos porque creían que era lo mejor para mi futuro. Luego sí se preocuparon cuando la guerra. No me di cuenta de hasta qué punto lo estaban porque yo no vivía la guerra de manera tan dramática.
¿Cómo se vive la guerra allí?
La guerra en sí no la viví mucho, lo peor fue cuando en el 2008 hubo un enfrentamiento armado en las calles, duró tres días, eso sí que me preocupó porque era en la calle. Al final te acostumbras. No piensas que un atentado puede pasarte a ti, ahora estamos más paranoicos con los últimos sucesos pero llega un momento en que vives con eso. Lo que me cansó mucho es que hubiera cortes de electricidad todos los días.
¿En Amán, donde vives ahora, se notan los actuales conflictos bélicos que hay en los países vecinos?
Muchísimo, en Jordania se lleva notando desde la guerra de Irak, sobre todo por los refugiados: hay sirios, yemenís, iraquís y palestinos. El impacto de la población siria que ha ido a Jordania es muy fuerte porque los sirios son más abiertos que la población jordana y saben venderse mejor, encuentran mejor los trabajos, por eso hay mucho racismo contra los sirios. Hay como dos millones de palestinos en Jordania sin contar con los que están en los campos de refugiados. En la vida cotidiana quizá influye la guerra más en Líbano, en Jordania de momento menos. De todas maneras, los occidentales que vivimos allí estamos en una burbuja.
¿Cómo se ve desde allí la situación de Siria?
Es como estar en el ojo del huracán. Nosotros pensamos que hay una reestructuración geopolítica de la zona. Hay que tener en cuenta que estos países tienen regímenes muy totalitarios en los que no hay libertad para hacer nada, a eso se une una crisis mundial que hace que la gente joven no tenga oportunidades. Antes vivían del turismo, ahora incluso a los que vivimos en países árabes nos dicen que, por ejemplo, a Egipto no vayamos. La unión de la pobreza con la represión crea los extremismos, hace que la gente crea en algo que a nosotros nos parece de locos.
¿Cómo es el papel de la mujer en esos países?
En los años setenta las películas egipcias eran casi más modernas que las españolas, ahora ha aumentado el número de mujeres que van tapadas y gente cada vez más conservadora. Yo a veces voy con una falda larga, más que nada porque si no, te molestan mucho. También entiendo que es un país de mayoría musulmana y yo estoy de invitada, por eso tengo que respetar sus costumbres. Claro, no voy con pañuelo, voy como ahora, allí tampoco lo llevan todas las mujeres, y se lleva de diferentes formas. Por otro lado también puedes llevar pañuelo y ser una persona muy moderna.
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Amán. Foto facilitada por Amaya del Amo.
¿Existen diferencias entre países como Líbano y Jordania?
Sí, porque el Líbano es un país en que puede haber 18 religiones o sectas diferentes, hay cristianos, hay musulmanes que pueden ser una cosa u otra. En el Líbano es de muy mala educación preguntarte de qué religión eres, es un país muy cosmopolita porque siempre ha sido un país de inmigrantes, allí la gente es muy abierta. Ammán es más conservador, la gente es más religiosa. Hay que tener en cuenta que está muy cerca de Arabia Saudí. En el islam no se hizo la separación entre política y religión y ese es un gran problema. También es un credo muy sistematizado, te dice como tienes que entran en la casa, cómo actuar en la vida cotidiana... Tienen las horas de los rezos muy pautadas, en general las normas son muy pautadas. Además es un país muy machista. Una anécdota: cuando estaba dando clase empezaron a podar un árbol en el patio del centro de idiomas. Por el ruido que hacían yo no podía dar clase, me asomé por la ventana para decir a los hombres que esperaran hasta que terminara la clase. Y una alumna me dijo: “No te molestes, aquí lo que diga una mujer no cuenta, no te van a hacer ni caso”. Yo soy profesora y ellos eran trabajadores del centro y ahí las jerarquías son muy claras... En Líbano es totalmente diferente, estas cosas no las he sentido allí.
¿Puedes decirnos algo de la lengua árabe?
La lengua clásica es la estándar, la que se estudia y la que se escribe. En los telediarios, las noticias, los periódicos se suele utilizar esa lengua estándar. Luego hay dialectos diferentes. En Jordania, Siria y Líbano la gente se entiende entre sí pero por ejemplo es muy diferente de lo que se habla en Marruecos y Argelia. A mí, el egipcio me cuesta mucho. Lo más complicado del árabe para mí es la pronunciación, por ejemplo para lo que es nuestra “j” tienen como tres sonidos diferentes. La escritura contra lo que parece es lo más fácil.
Por último, ¿cómo ves España y Sigüenza en particular después de vivir en estos países?
Suelo venir dos veces al año, antes lo veía bien pero ahora es un desastre. Lo veo desde la perspectiva del Instituto Cervantes en el que ahora no hay medios. Sin embargo Sigüenza lo veo mejor que antes, veo que se hacen muchísimas más cosas, está más bonito que antes, más cuidado. Me da la sensación de que hay mucho más turismo.