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El mundo de la traducción es un mundo de dilemas constantes, un proceso continuo de toma de decisiones. Mucho se ha escrito sobre los problemas de la traducción, e incluso sobre la teórica imposibilidad de la traducción, pero existe un problema en particular que trae de cabeza a los traductores desde hace mucho.

En principio es un concepto muy sencillo: supongamos que traducimos desde el inglés al español, y que en un momento dado aparece un personaje de origen sudamericano o español. El traductor continúa con su labor, implorándole al personaje que se esté calladito y no le meta en líos. Es en vano: el malhadado hispanohablante suelta una frase en castellano, y los personajes angloparlantes reaccionan sin comprender lo que ha dicho. Para colmo de males, otro personaje, que sí que conoce la lengua de Cervantes, repite lo que acaba de decir el primero, pero en inglés, para que los demás lo entiendan. Hala, ahí tienen un buen rompecabezas: tradúzcase al castellano ese diálogo al completo, sin que el lector sospeche lo que está pasando.

Existen varias soluciones más o menos clásicas. La más típica, la que trataremos hoy aquí, es sustituir el español por el portugués o el italiano. Nos centraremos en el mundo audiovisual en este caso. En la película Los goonies, tal vez no repararon ustedes en que todas las referencias al “italiano” eran en realidad al español: el mapa del tesoro estaba escrito en español, el personaje de Bocazas hablaba español y la asistenta de la señora Walsh no era Rosanna, sino Rosita. Paradójicamente, lo único verdaderamente italiano que había en esa película eran los villanos, la familia Fratelli.

Si son ustedes de ver series, en Dexter, que se desarrolla en Miami, en varias ocasiones aparecen personajes latinos y otros que tienen que hacer de intérpretes. En una ocasión se recurrió a una especie de mezclilla entre castellano y portugués (Los latinos falamos assim) para justificar que la agente Debra Morgan no comprendiera a su interlocutor y necesitara una intérprete. En otra ocasión se arriesgaron más y lo que hicieron fue que el intérprete, el sargento Batista, parafraseara lo que decía el interrogado, un joven latino. Es decir, que si el interrogado dice “Pues yo lo había visto de vez en cuando, pero no lo conocía”, el intérprete, en vez de repetir exactamente lo mismo, lo reformula: “Sería un habitual allí, pero no sabía quién era”. Si se fijan, el mensaje es exactamente el mismo. De esta forma, una escena que representa un interrogatorio con un policía que hace preguntas y otro que interpreta, pasa a ser un interrogatorio con dos policías, uno de los cuales parece estar interrumpiendo constantemente al interrogado para decir obviedades.

En otra ocasión hablaremos de la solución que se utiliza en Modern family, y también de otras opciones más aptas para el mundo literario que para el audiovisual.