Galina Lukiánina

El 4 de diciembre concluyó en Sigüenza el taller de empleo de guías de la naturaleza – ecoturismo “Sierra Ministra”, que, promovido por el Ayuntamiento, comenzó en junio pasado. La directora (Eva Castro), la monitora (Beatriz Guiral) y ocho alumnos-trabajadores habían sido elegidos a base de un concurso. Los participantes eran personas desempleadas pero no por eso carentes de formación e iniciativa. Aparte de darles un enfoque un poco diferente a su formación con la idea de ajustarla al mercado laboral, el taller tuvo como objetivo realizar una obra concreta que hacía falta en Sigüenza: habilitar varias rutas turísticas por la naturaleza. Es algo por lo que preguntan visitantes de Sigüenza, especialmente las familias con niños. No solo quieren conocer la parte monumental de Sigüenza sino dar una vuelta por el campo que se ve desde cualquier punto de la ciudad e invita a estirar las piernas.  “El paraje natural más cercano que se promueve es el barranco del Río Dulce pero para llegar allí tienes que coger el coche, y a mucha gente que huye de una gran ciudad para un par de días, no apetece hacerlo”, comenta Beatriz Guiral, monitora del taller. También lo que ya se ve es una masificación del parque del rio Dulce, una acumulación de visitantes en ciertos días, que habrá que gestionarlo.

Como resultado del trabajo del Taller se han elaborado dos rutas por los alrededores de Sigüenza. Los participantes del taller presentaron las rutas el día 3 de diciembre. El punto de partida de ambas rutas es un panel informativo junto al nuevo mirador del Vadillo (en el mercadillo de Sigüenza). Son circulares (terminan donde empiezan), la ruta de La Cuerda es de 4 km, la de la Peña de los Ángeles casi 8 km.

Las rutas han sido homologadas por la Federación de Deportes de Montaña de Castilla-La Mancha.  Para ser homologadas tenían que cumplir varios requisitos. Uno de ellos es que tenían que pasar por caminos públicos. En este punto había sus controversias. Por ejemplo la ruta que sale desde el mercadillo y va bajo la muralla de la ciudad tiene que seguir hacia el Polvorín por el llamado “camino de Jodra”. Pero enseguida se topa con una valla y el trazo de la ruta no tiene más remedio que rodearla. Hay que bajar varios metros por camino de asfalto y luego subir por una ladera. Una de los participantes del curso que además es topógrafa de profesión, nos comenta que el camino cortado por el propietario de una finca es público, y por allí debería pasar la ruta. Pero no es un taller de empleo sino la Administración la quien tiene que luchar contra estos abusos. Curiosamente otro camino, por donde tanto les gusta pasear a los seguntinos en los tardes de verano y que pasa bajo ladera oeste de la colina del Polvorin, no es público ni sale en el catastro y sin embargo está abierto. No se entiende cómo pasa por allí la Ruta del Quijote.

Otro requisito es que la ruta se mantenga limpia. El Ayuntamiento aceptó el compromiso por un año de mantener la limpieza. El taller ha terminado. ¿Serán voluntarios o algún otro taller los que se encargarán de hacerlo? Patricia dice que no puede decirlo con exactitud. En cualquier caso, los participantes del taller quedaron bastante impresionados por la cantidad de basura que existe en los alrededores de Sigüenza, especialmente en la ladera del pinar más abajo del cementerio que estaba llena de restos de “botellones”. ¿Salidas al campo? También comentan los participantes del taller que les asombró que en varias actividades que hizo el taller con niños en la Alameda resultó que algunos niños -seguntinos- nunca habían estado en el Pinar.

Parece que el taller ha resultado muy acertado, ha sido un punto de convergencia de varios temas muy importantes para Sigüenza. Una ruta guiada que realizaron el mismo día de presentación demostró que la ciudad vista desde el campo, en el contexto de sus cerros, su pinar, sus árboles y sus nidos, sus horizontes e incluso su cielo (sí, al lado del Polvorín también han instalado un “mirador celeste” con paneles explicativos bastante completos), es una Sigüenza… más viva quizá. El taller ha reportado mucho trabajo, y lo seis meses han quedado cortos. Piensan que hay muchas más posibilidades de rutas y otras actividades relacionadas con la naturaleza.

Pero hay una sombra: ¿Cuándo durarán las flamantes indicaciones de los caminos y los paneles expuestos al sol y lluvia? ¿No pasará lo mismo que en la Ruta del Quijote con sus postes caídos y oxidados? Esperemos que no, que al revés, las rutas alrededor de Sigüenza vayan a más, que la gente vuelva a pisar los caminos para así mantenerlos y, en ocasiones, defenderlos.  Al fin y al cabo, el Quijote apareció en su ruta por aquí por pura casualidad, mientras las rutas trazadas por el taller son reales y ya transitadas.